11/03/2011

Jamás abandones a tus amigos

EL CIELO
Un Hombre, su caballo y su perro iban por una carretera. Cuando pasaban cerca de un árbol enorme cayó un rayo y los tres murieron fulminados. El hombre no se dio cuenta de que ya había abandonado este mundo, y prosiguió su camino con sus dos animales. La carretera era larga y cuesta arriba, el sol era muy intenso; ellos estaban sudados y sedientos. En una curva del camino vieron un magnífico portal de mármol, que conducía a una plaza pavimentada con adoquines de oro. El caminante se dirigió al hombre que cuidaba la entrada y entabló con él, el siguiente diálogo:
- Buenos días.
- Buenos días - Respondió el portero
- ¿Cómo se llama este lugar tan bonito?
- Esto es el Cielo.
- ¿Me puede regalar un poco de agua?
- Usted puede entrar y beber tanta agua como quiera .Y el guardián señaló la fuente.
- Pero mi caballo y mi perro también. Tienen sed…
- Lo siento mucho – Dijo el guardián – pero. Aquí no .se permite la entrada a los animales.
El hombre se levantó con gran disgusto, y aunque tenía muchísima sed, no pensaba beber solo. Dio las gracias al guardián y siguió adelante. Después de caminar un buen rato, ya exhaustos los tres, llegaron a otro sitio, cuya entrada estaba marcada por una puerta vieja que daba a un camino de tierra rodeado de árboles. A la sombra de uno de los árboles había un hombre sentado en una mecedora.
- Buenos días – dijo el caminante.
- El hombre respondió moviendo la cabeza.
- Tenemos mucha sed, mi caballo, mi perro y yo
- Hay una fuente entre aquellas rocas - dijo el hombre, indicando el lugar. Pueden beber toda el agua que quieran.
El hombre, el caballo y el perro fueron a la fuente y calmaron su sed. El caminante volvió atrás para dar gracias al hombre.
- Pueden volver cuando gusten – le respondió éste.
- A propósito ¿Cómo se llama este lugar? .
Preguntó el hombre.
- Se llama Cielo.
- ¿El Cielo? ¡Pero si el guardián del portal de mármol .me ha dicho que aquello era el Cielo!
- Aquello no era el Cielo. Era el Infierno -contestó el .guardián.
El caminante quedó perplejo.
- Deberías prohibir que utilicen su nombre! ¡Esta información falsa debe provocar grandes confusiones! advirtió el caminante.
- ¡De ninguna manera! – respondió el hombre
En realidad, nos hacen un gran favor, porque allí se quedan todos los que son capaces de abandonar a sus mejores amigos.
Jamás abandones a tus verdaderos amigos aunque eso te produzca inconvenientes personales. Si ellos han estado dándote su amor y compañía has contraído una deuda: No abandonarlos nunca.

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