3/26/2012

Dale de comer a tu hermano

Hola, amigo. De nuevo me dirijo a ti para compartir mis inquietudes, que pienso que deben ser las tuyas si te consideras cristiano. Hay un problema que me preocupa mucho. Siempre me ha preocupado. Se trata del tremendo contraste que existe entre un mundo opulento, que no le falta de nada, que incluso se puede permitir el lujo de derrochar y tirar lo que otros no tienen, y esa inmensa masa de hermanos míos, y tuyos, que no tienen qué comer. Cada día han de vivir la terrible aventura de encontrar el modo de llevarse algo sano y nutritivo a la boca. Y no siempre es posible. Esto que te digo está a la vista.

Y lo curioso es que de esta injusticia cometida contra gran parte de la humanidad por unos pocos pueblos ricos, le echan la culpa a Dios. Parece que Nosotros lo tenemos que arreglar todo con milagros para que no sufran los que tenéis el trozo más grande de la tarta, la mayor parte del pan. Sobra de todo en el mundo, la Creación sigue prodigándose con increíble generosidad, pero las manos de unos pocos egoístas lo acaparan todo y se llenan los bolsillos para que nos les falte

No importa que a su lado alguien se esté muriendo de hambre. Y Dios da la tierra, y la semilla, y el agua, y el sol, y todos los recursos para alimentar a la gran familia humana. Pero no hay manera de que los pobres “Lazaros” se puedan sentar dignamente en la mesa del “Epulón” de turno. Ni siquiera las migajas que sobran, lo que queda en los platos, lo que increíblemente se le echa a los perros o se tira a la basura.

A nada de eso tienen acceso los pobres. Y te quedas tan tranquilo, y te indignas cuando ves a los niños esqueléticos en las imágenes de la televisión. Y miras a otra parte, echando la culpa a los demás. Y preguntas: -¡¿Cómo Dios puede consentir eso?! .- Algunos hasta dudan de la existencia de un Dios que permite tales calamidades.

Y YO ¿qué quieres que te diga? Lo mismo que le dije a los apóstoles cuando querían que la multitud se fuera a buscar comida por los campos y los pueblos: “¡DADLES VOSOTROS DE COMER!”. Y te lo vuelvo a repetir a ti: DALE TÚ DE COMER A ESE POBRE QUE SE CRUZA EN TU CAMINO. A ESE QUE REBUSCA ENTRE LA BASURA UN POCO DE MISERIA QUE LLEVARSE A LA BOCA. SÍ, TU QUE GASTAS LO QUE QUIERES EN CAPRICHOS, QUE NO TE FALTA EL PLATO SABROSO EN TU MESA LIMPIA.

Tú que te permites el lujo de comer manjares prohibitivos para muchísima gente. Que disfrutas de la bebida fresca, el pan blando, el capricho para picar, la buena carne y el buen pescado. Sí, a ti te lo digo, que tal vez te sobra peso en tu cuerpo y grasa en tu sangre. Dale de comer a tu hermano. No te va a faltar a ti de nada. Te sentirás feliz., porque compartir es reconfortante, es humano, es cristiano.

Se acabaría el hambre en el mundo si todos tuvieran trabajo y supieran, y pudieran, explotar sus riquezas naturales. Si no existieran tantos pillos y ladrones que se llevan lo que no es suyo. Si hubiera más honradez. Si en el reparto del mundo entraran todos, porque el mundo es de los que en él vivís. ¡Por favor, no echar la culpa a Dios del mal que cometéis los hombres! Desde siempre lo hemos dicho claro, y YO lo he repetido hasta la saciedad: AMAOS LOS UNOS A LOS OTROS… DAD DE COMER AL HAMBRIENTO, DAD DE BEBER AL SEDIENTO, VESTIR AL DESNUDO…

Ya sé que tú solo puedes poco, pero puedes lo que a ti te corresponde. Busca a un pobre de verdad y dale de comer. Intenta, si te es posible, que el se pueda ganar el pan de cada día. Si cada empresa contratara a un pobre, aunque fuese para un trabajo humilde, el mundo andaría mejor. Ya sé que las leyes, y los seguros, y tantas cosas lo ponen difícil, pero abunda el dinero, sobra el dinero, se gasta mucho en lujos, mientras que otros se vuelven locos porque no saben qué hacer para sacar adelante a su familia, para poder subsistir. Y claro, tienen que venir de fuera buscando el pan. Y sabes ya de sobra lo que ocurre. Se les trata, muchas veces, como si no tuvieran alma y corazón como los demás.

En estos momentos en que te escribo esta carta, viendo a tantísimas gente que se marcha a disfrutar merecidamente unos días de vacaciones, a veces con lujos excesivos, yo te invito a pensar en todos aquellos que tienen que seguir pensando bajo el sol veraniego cómo llevarse un poco de pan ese día, cada día, a la boca. No alimentéis vagancias y abusos, pero no dejar a los pobres de verdad sin un plato de comida que le dé fuerza para seguir pidiendo mientras no encuentre un lugar donde ganarse el pan con el sudor de su frente.

Perdona si te he amargado un poco las vacaciones. Pero no puedo dejar de pensar en mis hermanos los pobres, y tú tampoco. Abre la mano y comparte al menos un poco de lo que tengas. Es posible que hayas logrado que alguien sonría, al menos por un día. Y tú también sonreirás, y YO contigo.

Jesús

3/21/2012

La pobreza nunca se erradica

Un asunto de dinero, no de supervivencia, es la pobreza en el Mundo.


La pobreza concentra un gran poder mediático año tras año y, año tras año, 10 millones de personas, niños principalmente, mueren de hambre en una proporción de uno por segundo. Si esta situación ya es deleznable, lo es aún más, saber que los países pobres tienen sociedades pobres, pero tierras fértiles y ricas. Existen algunos conceptos vinculados estrechamente a la situación geopolítica, económica y social que, con el paso del tiempo y su permanencia estructural en nuestras vidas parecen haberse convertido en parte inherente a los ciclos históricos.

Desde hace más de dos décadas hablamos del cambio climático como un concepto abstracto de la misma forma que las diferentes organizaciones no gubernamentales aprovechan la interesante figura de la responsabilidad social empresarial para lograr fondos de los grandes capitales, fondos desgravables que ayudan a las cuentas de resultados, en pos de acabar con otro de esos conceptos eternos a través de la historia; la pobreza mundial.

Ciertamente, la pobreza mundial forma parte del subconsciente colectivo permanente que, generación tras generación convive, independientemente de ciclos de bonanza o ciclos de crisis, con el hambre en el mundo, el reparto de recursos y la pobreza. Los países desarrollados se comprometen a “ayudar” a los países más pobres contemplando políticas de cesión de fondos mientras que se incrementa la necesidad de abrir las puertas de acceso y conocimientos a las nuevas tecnologías de los países en desarrollo a fin de incrementar los niveles de productividad en sus sectores productivos.

No faltan las comparaciones destinadas a despertar de su letargo a las economías desarrolladas, comparaciones que las generaciones actuales no pueden dimensionar por lo reducido de sus experiencias de vida; algunas, ciertamente inquietantes como que el número de niños que mueren de hambre cada año es igual que el número de fallecimientos producido por 50 bombas como la lanzada en Hiroshima, terrible sin duda, pero la pobreza y sus muertos forma parte de la realidad del mundo hasta el punto de convivir con ello sin que ya, ni tan siquiera, sea una noticia.

Pero si existe algo realmente inaceptable y moralmente despreciable es que si no fuera por los intereses políticos y económicos de sobra conocidos y, visto desde una perspectiva estrictamente científica, acabar con el hambre del mundo no sería tan complejo. La pobreza no está relacionada con una escasez de recursos.

¿Por qué no se erradica la pobreza del mundo?

3/20/2012

El pan nuestro de cada día, danoslo hoy

“Comparte tu pan con el hambriento, abre tu casa al pobre y sin techo, viste al desnudo y no des la espalda a tu hermano”.

Las obras nacen del amor y son signo del amor. Deben manifestar el amor y no ser ocasión de prestigio o de negocios. Ser luz es cuestión de amor y sólo en el amor se puede iluminar a los demás. No es el signo de superioridad y ni la señal de sabiduría que muchos quisieran adoptar, como si hicieran el favor de iluminar a los demás. No, la luz brota de dentro y va mucho más allá de la sabiduría humana.

“Cuando renuncies a oprimir a los demás y destierres de ti el gesto amenazador y la palabra ofensiva, cuando compartas tu pan con el hambriento y sacies la necesidad del humillado, brillará tu luz en las tinieblas y tu oscuridad será como el mediodía”.

La luz está viva y comprometida con el sufrimiento de los hermanos, no es la luz artificial que se enciende para que los demás la vean. Es la luz que brota desde el interior, espontánea, como una fuente, porque está llena de amo. En estos momentos hay muchas dudas e inseguridades, suicidios y vidas absurdas, que no podremos disipar con ideas brillantes sino con compromisos serios a favor de los que han sido reducidos a la miseria y a la discriminación.

Hay quien ya no cree en nada y va cargando con fastidio su vida. El discípulo puede dar sentido, sabor y luz a todo el que se encuentra desencantado. Y esto empieza con los más cercanos, porque estamos dispuestos a ser luz de las naciones, luchando y manifestándonos por las guerras extranjeras, pero no somos capaces de exigirnos nuestro tiempo y nuestra aportación para los que están junto a nosotros y en nuestra casa.

Somos candil de la calle y oscuridad de la casa. Somos reflectores que deslumbran y corazones en tinieblas. ¡Así no somos verdaderos discípulos! Nos quejamos amargamente de la oscuridad que reina en nuestro ambiente pero no somos capaces ni de encender un cerillo para disipar las tinieblas. El compromiso es grande y tendremos que reflexionar seriamente cómo estamos siendo luz en nuestro mundo, como estamos dando sentido y sabor a nuestras vidas y a las vidas de los cercanos.

Hoy en día cuando vemos el mundo podemos observar que hay: mucha gente cansada, hambrienta, gente intentando llenar sus vidas (con drogas, alcohol, sexo, dinero, etc.).

Hay gente viviendo en la medianoche de sus vidas, gente viviendo en la oscuridad, gente cansada del viaje de la vida, gente desesperada y hambrienta que, más tarde o más temprano, van a venir a nosotros pidiéndonos pan. ¿Necesitamos pan? ¿Necesita pan algún amigo nuestro? ¿Conocemos a gente hambrienta?

3/04/2012

Un trabajo es importante

Las Personas valen más que todo el oro del Mundo


Testimonios de tres madres de familias que viven en barrios de chabolas en Madrid

Como Lola dice : “No es lo mismo criarse en un barrio rico, que ya de por sí tienes un acento, una cultura y todos los medios, que en un barrio marginal que te hace ir con la cabeza agachada como con vergüenza, como que te sientes inferior a otra gente por tener menos y por vivir en ese barrio.”

Y Beatriz opina: “Vivo en un barrio donde hay mucha droga y tengo miedo de que mis hijos se pueden enganchar. Quiero lo mejor para mis hijos pues yo no sé leer ni escribir y creo que es importante. Vivo en un barrio en el que no puedo salir de mi casa, por la droga, pues si me voy de mi casa, me roban, se llevan todo lo que tengo y me dejan la casa destrozada. Siempre tiene que haber alguien dentro, mi casa sola no se puede quedar.

En mi barrio se ven muchas cosas pero aquí nadie te escucha. Todo el mundo sabe que hay mucha droga aquí pero se hacen los tontos, la quitan de la vía pública y la traen aquí que somos cuatro vecinos. Me da vergüenza decir que vivo en este barrio. Cuando fui al hospital con mi hija, dije: “vivo en un barrio de chabolas pero no vendo droga.”

Cuando Mercedes habla de los trabajadores sociales, dice: “Si además de no tener a nadie que te apoye, vas a pedir ayuda a la Asistente Social y te la niega, sabiendo las condiciones en que vivíamos en una chabola de madera y mi marido enganchado a la droga, me sentía muy sola. No tenía su apoyo y además tenía miedo de ir a verla y que me quitasen a mis hijos. Te anima más una charla con ella o que te invite a tomar café que recibir dinero”.

Lola añade: “Cuando pasamos tiempos muy difíciles en nuestra familia la solución que nos daban era quitarnos a los hijos, no confiar en nosotros, sus padres. Nos gustaría que cuenten con nosotros como padres para buscar soluciones juntos y encontrar qué es lo mejor para nuestros hijos, para nuestras familias, que nos den un voto de confianza”. Mercedes está trabajando ahora y vive en un piso. Pero su vida sigue siendo difícil. Dice: “Tengo 10 hijos. Aunque soy más rica que antes, y eso que no tengo nada, no he sacado a mis hijos de la pobreza, porque mis hijos no son ricos, ni yo tampoco.

Antes vivía en una chabola de madera, no tenía para comer, mis hijos iban con zapatillas que me daban, a veces rotas, y me daba vergüenza. Sin embargo ahora, si no es un mes, es otro, cuando necesitan zapatillas yo se las compro, pero eso no quiere decir que yo haya sacado a mis hijos de la pobreza. Pero sí que estoy orgullosa de sacar a mis hijos adelante aunque tengo que salir de casa a las cinco de la mañana para ir a trabajar.

Quiero que mis hijos vayan con la cabeza alta. Mi primer día de trabajo ya me relacioné con todas mis compañeras. A medida que pasaban los días, ellas me ayudaban, me enseñaban a trabajar, a coger el metro. No me miraban por encima del hombro, me trataban como una de ellas. Y yo pensaba: “Yo soy igual que ellas, ¿por qué voy a tener que ir con la cabeza agachada?”. Empecé a arreglarme, me corté el pelo, me pintaba. Nunca lo había hecho. Muchas veces miro para atrás y pienso en todo lo que me he perdido.

Durante muchos años he vivido entre cuatro paredes, sin saber que este mundo existía. Muchas veces cuando voy sola andando por el camino, pienso: “huí, me siento ligera, con ganas de vivir”. Me entra tanta alegría de decir: “Dios mío, he conseguido lo que nunca he tenido”. No he salido de la pobreza todavía, pero he dado un paso adelante.” Lola comparte su experiencia, y dice: “¿Por qué no me cogen para un trabajo si tengo dos manos? Nadie confía en ti, y te acabas marginando a ti misma. Mi hermana confió en mí y tuve un trabajo durante algunos meses. ¡Qué ilusión tener compañeras de trabajo!.

Hubo un cambio radical en mi vida. Un trabajo es importante para uno mismo porque te encuentras con otros, te sientes útil.” Beatriz habla de la ayuda que da a las personas drogadictas que le piden un vaso de agua o un café. Dice: “¿ por qué me voy a beber yo el café si puede calentar a otra persona que lo necesita?. Me siento útil con eso, me ayuda a mí. Ojalá el rico se diera cuenta del cariño que da el pobre” “Amigo” mio.....¿Yo se donde estas? Pero no quiero buscarte