12/31/2011

¿Que pasa en el corazón del Hombre?

Así, mientras unos sufren y se desgarran, otros se hartan de fiesta y de ruido con pretexto de las fiestas de Navidad y Año Nuevo… Olvidado por unos y despreciado por otros queda el Belén con su propuesta de vida, su ofrecimiento de reconciliación y el único camino que nos conducirá a la verdadera paz. La imagen de Belén trae nuevas esperanzas y oportunidades para la construcción de un nuevo mundo posible.
Uno a uno se ha ido deshojando los días del calendario. Uno a uno los hemos gastado y desgastado hasta terminar en recuerdos, dolores y alegrías. ¿Qué nos deja el año que se va? He escuchado voces que pedían ya terminara como si el cambio de calendario pudiera traer cosas diferentes. He escuchado a otros que quisieran detener el tiempo por el temor a lo desconocido y a las cosas que vendrán. ¿Qué me deja el año que termina? Miro hacia atrás y contemplo la sucesión de los días como en un torbellino y me detengo a revisar qué viví como importante, qué me ha dejado huecos y vacíos, cuántas cosas pude hacer que me trajeron alegría, cuántas cosas se quedaron en el baúl de los deseos y de las buenas intenciones…
Hubo momentos de soledad, de dolor y sufrimiento, es cierto; pero también hubo momentos de comprensión, de cariño, de trabajo, de éxitos y de alegrías… Es la vida vivida a plenitud, es la vida que se nos regala. Me duelen las ausencias de los seres queridos que se han ido y me han dejado recuerdos llenos de nostalgia y vacíos imposibles de llenar; me duelen las enfermedades propias y ajenas que prueban nuestra fe y nuestra fortaleza, que minan nuestras seguridades y que nos hacen comprender lo frágiles que somos. Me duele la violencia, el hambre, la muerte y la corrupción.
Hoy al inicio del año comprometámonos en serio en la construcción de un mundo sin violencia. Revisemos nuestros espacios y desterremos toda violencia familiar, institucional y discriminatoria.

La Justicia debe ser “Justa”.

El que la justicia sea lenta es uno de los mayores atentados a la democracia. En España la justicia es lenta. Es lenta para proteger los derechos y libertades de los ciudadanos. Es lento el Tribunal Supremo para resolver recursos. Es lenta, sí, y eso ya no es justicia.
Pero la “Justicia” no es lenta cuando se trata de desahuciar a miles de familias de sus hogares, por no poder pagar sus hipotecas, cosa que resulta bastante paradójico, si para otros asuntos, la “Justicia” es lenta ¿Por qué tan rápida para dejar en la calle a familias enteras? Solo por el hecho de haberse quedado sin trabajo y no poder hacer frente a una hipoteca.
¿La “Justicia” es lenta para unos asuntos y para otros es rápida? ¿Por qué? ¿Quién o qué acelera o ralentiza a la “Justicia”? Miles de familias, han perdido sus viviendas. El crecimiento de los desahucios es impresionante y se sigue especulando a través de los grandes intereses que existen alrededor de estas casas, donde los fondos de inversiones norteamericanas e inglesas adquieren gran cantidad de casas embargadas.
Después del boom inmobiliario y financiero nos encontramos con gente que no puede responder a las hipotecas de sus casas y que son embargadas por las entidades financieras.
Hemos pasado de una economía basada en el ladrillo como único tejido productivo a una economía de subsistencia, en la que la banca sigue obteniendo beneficios y en la que muchos autónomos, hechos de la noche a la mañana, se encuentran en quiebra o en concurso de acreedores

Pongámonos en manos de Dios

(Carta abierta a un amigo, que pasa por un mal momento de su vida)
Todo iba perfecto, parecía que el arcoíris se dejaba ver, el sol resplandecía sobre tu vida de una manera única, no había nada que pudiera quitar de tu corazón esa emoción de ver que todo caminaba de forma recta y casi perfecta. Hasta que llego esa noticia, no lo esperabas, ni siquiera te imaginabas que podía ser, pero esa noticia vino y te bajo de la cima, hizo que completamente te derrumbaras en tu animo, ahora todo ha cambiado, parece como que si no tuvieras fuerza, tu animo al hablar a cambiado, tu voz no es la misma, se puede sentir el momento duro que estas experimentando en tu tono de voz.
Quisieras hacer algo, quisieras que las cosas fueran de otra forma y que esa noticia que recibiste jamás hubiera llegado. Hay un dolor de cabeza que se apoderado de ti, no tienes pensamientos para otra cosa, eso te ha robado totalmente la atención.
Sinceramente, no quisieras sentir esto, quisieras hacer algo para dejarlo de sentir, pero no puedes evitar que este allí y que te haya afectado de esta manera. ¿Qué podemos hacer? ¿Hay algo, que yo, que pudiera hacer?

“…Mi amigo, te aconsejo que pongas en manos de Dios todo lo que te preocupa; ¡él te dará su apoyo! ¡Dios nunca deja fracasar a los que lo obedecen! ¡Por eso siempre confío en él!”

12/26/2011

No avale nunca ¡Es una trampa!

Cuidado con las deudas, y no sirva de garante, ni avalista. "El rico se hace dueño de los pobres y el que toma prestado se hace siervo del que presta." Cuando usted toma un préstamo, usted se hace siervo de la persona o la institución a la que le debe. Hasta que usted no paga, usted pasa parte de su tiempo, todos los días, trabajando para pagarle al prestamista en vez de disfrutar de su vida.
¿Y qué de las Tarjetas de crédito? Las tarjetas de créditos no son malas; pero asegúrese de usarlas como una conveniencia, no como una alternativa a sus ahorros. Es mejor usar una tarjeta de débito que una tarjeta de crédito, ya que la tarjeta de débito es como pagar con efectivo.
El dinero sale de sus ahorros o de su cuenta corriente. Siempre pague las tarjetas de crédito totalmente cada mes para que no termine pagando onerosos intereses. Una mentalidad de deudas le convencerá de comprar vehículos recreativos, televisores, vacaciones, comidas en restaurantes, etc. usando crédito.
En general, es mejor esperar y ahorrar para comprar lo que se necesita en efectivo, que desesperarse y usar el crédito. "No seas de aquellos que se comprometen, de los que salen fiadores de deudas ajenas. Si luego no tienes con qué pagar, ¿por qué habrán de quitar tu cama de debajo de ti?" ¡Qué trágico sería que usted perdiera algo de vital importancia para su familia porque usted firmó como garante de alguien más.
El principio espiritual involucrado es que usted no debe nunca asumir la responsabilidad por algo sobre lo que usted no tiene ninguna autoridad. ¡No lo haga! Es mejor ser fiel con lo que ya usted tiene que involucrarse en el más reciente esquema para enriquecerse fácil y rápidamente. Además, si algo parece demasiado bueno para ser cierto, probablemente es porque no lo sea. No hay mayor insulto para sí mismo que apostar su dinero. Usted ha invertido su tiempo y su vida para obtener lo que tiene, ¿Por qué apostarlo sabiendo que podría perderlo todo?

“En la casa del justo hay gran abundancia; en las ganancias del malvado, grandes problemas."

12/22/2011

No le des pescado; enséñale a pescar

No nos es extraño escuchar hablar de un pobre que pasa hambre. Nuestra sociedad se ha acostumbrado a oír hablar de pobreza, de gente que no tiene dónde dormir ni qué comer… Hemos escuchado ya tanto, que nada nos impacta. Sin embargo, conviene que nos pongamos en la piel de estas personas, que tienen un rostro, un nombre, que, al igual que nosotros, son hijos amados de Dios. “Bienaventurados los pobres…” ¿no te has preguntado nunca por qué? ¿Qué tiene la pobreza que hasta el mismo Dios eligió nacer pobre? Aquellos que no poseen nada, tienen el corazón libre.
A lo largo de la historia ha habido mujeres y hombres que se han sentido atraídos a vivir desde la pobreza y con los pobres. Acabar con el hambre supone, como condición previa, que se produzcan suficientes alimentos y que éstos estén disponibles para todos. Sin embargo, cultivar alimentos en cantidades adecuadas no asegura la erradicación del hambre. Es preciso garantizar el acceso de toda la población, en todo momento, a alimentos nutritivos e inocuos, en cantidad suficiente para llevar una vida activa y sana.
Se necesitan mayores esfuerzos en todo el mundo para garantizar la seguridad alimentaria y así erradicar el hambre y la malnutrición, junto con sus terribles consecuencias, entre las generaciones actuales y futuras. La contribución de cada uno de nosotros es absolutamente necesaria para garantizar el derecho fundamental de todos los seres humanos a vivir en un mundo libre del hambre. Ninguna persona que no haya sufrido hambre en su vida, puede tener una idea aproximada.
El hambre no se puede intelectualizar: hay que vivirlo, solo así se puede tener una idea de lo que significa. El hambre transforma al ser humano en un animal y, como animal, matará para alimentarse. Así de simple y así de terrible. El hambre es uno de los grandes males de este mundo, pero es una deuda que tiene que ver con el hombre para con su especie: el alimento existe, pero está mal repartido! El que no sufrió el hambre, jamás podrá entenderlo y es por eso que se ha acuñado una frase, bastante hipócrita, que dice “no le des pescado; enséñale a pescar”.
Queda bien repetirla, es un juego de palabras al que se le puede adjudicar algo de ingenio, pero le falta algo que tiene que ver con la ignorancia del que no vivió el hambre: Nadie puede aprender con el estómago vacío, por lo que la frase se debería completar con: ......serena su mente con alimento y después, enséñale a pescar”.
Los alimentos existen pero mal repartidos, como todo en este mundo, los alimentos tienen dueño. Pero ocurre que la mayoría de esos dueños, no están dispuestos a compartirlos, a pesar de que, si bien la generación de alimentos requiere esfuerzos financieros y de trabajo.
El problema está planteado y es de esperar que los políticos del mundo, sean capaces de asumir este desafío en la escala y dimensión que corresponde. Para llevar una vida sana y activa necesitamos disponer de alimentos en cantidad, calidad y variedad adecuadas para satisfacer nuestras necesidades de energía y nutrientes. Sin una nutrición adecuada, los niños no pueden desarrollar su máximo potencial y los adultos tienen dificultad en mantenerlo o acrecentarlo.

12/04/2011

El hambre y el dolor van de la mano


No es difícil encontrar graves situaciones de angustias, desconsuelos y pobrezas en cualquier parte del mundo. El dolor se une al hambre, y las injusticias y los engaños van de la mano con la escasez. Nunca olvidemos que: Dios camina con el emigrante que, acorralado por las necesidades, se aventura en busca de mejores condiciones de vida; que Dios se hace presencia en todas esas situaciones absurdas de desprecio a la dignidad de la persona, y comparte con los pequeños su dolor. Y entonces el dolor, el hambre y la injusticia tienen otro sentido, porque están en manos del Señor que no quiere que nadie perezca sino que todos se salven. No, no es conformismo ni postergar soluciones amparándonos en un providencialismo para excusarnos de nuestros compromisos. Todo lo contrario, es asumir estas situaciones como no queridas por Dios, pero que claman respuestas y compromisos serios.
Debemos tener esperanza y compromiso. La base serán no las comodidades y las indiferencias, no será la apatía frente al hermano desamparado, ni el cerrar las cortinas para no contemplar las desgracias; se sustenta en la construcción de un espacio donde habite la justicia. No habrá verdadera felicidad mientras nuestros consuelos pasen por las injusticias; no encontraremos la fraternidad mientras reine la mentira; y no tendremos paz en el corazón mientras lo llenemos de egoísmo.

12/03/2011

El prójimo, más prójimo: el propio hermano.

Un problema real en algunas familias es la falta de amor entre los hermanos. El problema tiene muchas raíces y se produce por motivos distintos. En algunos casos, es debido a errores de los padres en la educación de sus hijos. En otros, a un problema surgido entre los mismos hermanos en un momento puntual de su desarrollo infantil o juvenil.
En otros, a conflictos que aparecen ya en la edad adulta: peleas por la herencia, puntos de vista opuestos respecto a la religión o la política, disconformidad por el piso o el trabajo escogido por el otro, etc. Cada situación merecería ser tratada de un modo específico. Quisiéramos ahora hacer una breve reflexión sobre la necesidad de suscitar, cuidar y acrecentar el amor entre los hermanos.
Un grave error en la vida familiar es suponer que por vivir en la misma casa y tener la misma sangre surgirá de modo espontáneo el afecto y cariño entre los hermanos. La realidad es que el amor se construye día a día, a base de educación, de renuncia al propio egoísmo, de apertura al otro, por medio de un trato que vaya más allá de los saludos habituales entre quienes viven bajo el mismo techo.
Los padres tienen una responsabilidad enorme en esta tarea. Desde que los niños son pequeños, buscan darles lo mejor y lograr que cada uno se sienta igual de amado que los otros. Este esfuerzo es un primer paso muy importante, pero hay que ir más allá: hay que conseguir que cada hijo aprecie, respete y ame a sus hermanos.
Desde el amor, los padres pueden ayudar mucho a que entre los hijos se promueva un clima de respeto. Es lícito que cada uno tenga su pequeño espacio de autonomía (donde las dimensiones de la casa lo permitan...). Pero es más importante educar a cada hijo a no encerrarse en su pequeño mundo y a abrirse a sus hermanos con el mismo cariño, o incluso superior, con el que se abren y tratan con sus amigos de escuela o de barrio.
Es muy hermoso, en ese sentido, ver cómo el padre o la madre se sientan junto a la hija de 10 años para explicarle que su hermano adolescente está pasando por una edad difícil, que necesita comprensión, que hay que respetar sus cosas, que hay que rezar por él. O que hablan con la hija universitaria para pedirle que nunca le grite al hermanito pequeño por el caos que provoca en casa, sino que más bien sepa buscar momentos para ayudarle en sus deberes, para enseñarle a ordenar las cosas en la habitación, para motivarle a participar en las mil tareas de casa.
La vida familiar implica continuos roces. La niña quiere poner la música a todo volumen mientras que el “niño” (ya tiene 15 años...) ha pedido silencio por las tardes para sacar sus problemas de matemáticas. O el hermano mayor no quiere saber nada de ayudar a limpiar platos, mientras la hermana que le sigue en edad considera eso una injusticia machista que debe desaparecer cuanto antes.
Que haya conflictos es lo más normal del mundo. Pero saber superarlos con paciencia y, sobre todo, con un respeto que nace del cariño y que va más allá de las simples reglas de justicia, lleva a restablecer en seguida los lazos que unen a los hermanos entre sí.
Habrá ocasiones en que antes de ir a misa los padres pedirán a sus hijos que si alguno tiene rencor o rabia hacia algún hermano, antes de ir al altar pida perdón y ofrezca su perdón. Sólo así tiene sentido pleno participar en la misa como familia verdaderamente cristiana.
Si en casa ha sido promovido el amor; si el amor ha sido preservado y custodiado, a veces también “curado”, a lo largo de los meses; si padres e hijos se sienten no sólo miembros de una misma familia, sino realmente amigos que se quieren y se ayudan...
Entonces este tesoro de cariño, necesita incrementarse con el tiempo. El paso de los años lleva, como consecuencia normal, a que cada hijo haga su propia vida. Escoge su carrera, busca un trabajo, empieza el noviazgo, llega al día de bodas, vuela del nido. Pero ese momento no debe convertirse en una despedida o una ruptura. Se trata más bien de un paso hacia la madurez, hacia la creación de una nueva familia, que no debe significar un perder el tesoro de cariño que existe entre los hermanos.
En el respeto a la autonomía normal de cada adulto, es muy hermoso interesarse por el hermano que tiene problemas en su trabajo, que no sabe cómo atender a un hijo nacido con una enfermedad peligrosa, que no alcanza a pagar la mensualidad para su piso... Las situaciones son infinitas, y los tipos de ayuda que se pueden ofrecer varían mucho de caso a caso. Es cierto que quien está necesitado no puede “abusar” de sus hermanos ni pedir continuamente dinero u otras ayudas. Pero también es cierto que existen muchas maneras de mostrar y vivir el cariño mutuo, especialmente cuando los problemas son más graves y uno necesita sentirse apoyado por quienes son de la misma sangre y, sobre todo, por quienes han aprendido a vivir unidos como “buenos hermanos”.
El amor entre los hermanos será, entonces, el mejor fruto de la siembra paterna, la mejor manera de vivir el amor hacia unos padres que supieron promover, que lo más importante es ese amor en el que cada uno deja de lado sus gustos para servir al prójimo más prójimo: el propio hermano.

12/02/2011

El agua es un bien escaso

Solo cuando el agua nos falta un solo día es para volver locos a todos. Normalmente la desperdiciamos, dejamos llaves abiertas, la contaminamos, como si el agua nunca se fuera a acabar, pero cuando empieza a faltar y tenemos que racionar cada gota nos llega la desesperación.
Son terribles las cuentas y predicciones que hacen los estudiosos a nivel mundial. Hablan de dos tercios de la humanidad que ya están sufriendo por falta de agua. Pero cuando la tenemos en nuestras manos pensamos que se encontrarán nuevas soluciones.
Junto con el agua dulce, que cada día es menos, la resequedad y la ausencia de una sensibilidad humana, agravan el problema y lo hacen de unas dimensiones que pueden llegar hasta la catástrofe. El agua se tornará en objeto de comercialización, de control y de guerra.
Nada se podrá entender, y nada podrá solucionarse, si en el interior de la persona sólo se encuentra el vacío, la ambición, el ansia de poder. Podrán disfrazarse las intenciones, se buscarán pretextos para la lucha, se recurrirá a las diferencias de los pueblos, pero siempre se tendrá que llegar al corazón de la persona para descubrir si tiene su verdadero manantial o si tiene que estarse surtiendo de exterioridades y apariencias.
Si caminando por las atestadas calles de nuestras ciudades, tratamos de descubrir qué hay detrás de los rostros herméticos de las personas que con prisas, preocupaciones y un desentendimiento de lo que sucede en el exterior, parecen dirigirse a un lugar seguro, no es difícil percibir una sensación de desencanto y frustración.
No es sólo la constatación de una crisis económica que no logramos solucionar, no es sólo la violencia que nos desestabiliza y nos hace sentir impotentes, va mucho más allá… crece el miedo social, la actitud defensiva y agresiva, la impotencia y el vacío. Es como si estuviéramos tocando fondo y quisiéramos refugiarnos detrás de una máscara o detrás de nuestras cuatro paredes. Pero aún allí nos llega la nostalgia, la náusea y el aburrimiento.
Los suicidios, las drogas, el alcohol, la ambición desordenada, la pornografía y los desenfrenos, no son sino expresiones de este vacío que se quisiera llenar con cosas exteriores, pero continúa el corazón agrietado y sediento en busca de verdad y de amor.
Quien tiene un manantial en su interior siempre desborda fecundidad e irradia amor. Ya no quiere a los hombres egoístamente para sí, es capaz de ofrecer una buena nueva y dirigir sus sentimientos a un nuevo amor. Ha entendido que la felicidad no se encuentra en la acumulación egoísta de posesiones para sí, sino en la construcción de la felicidad de los demás y contribuye a que descubran una nueva vida.
Hoy es día de compartir con los demás nuestra propia felicidad, la felicidad que hemos recibido. Y ¿por qué no? También comprometernos en el respeto, cuidado y conservación del agua, como una forma concreta de expresión de nuestro manantial interior.

12/01/2011

La solidaridad es necesaria

En nuestros días, la palabra solidaridad ha recuperado popularidad y es muy común escucharla en las más de las esferas sociales. Es una palabra indudablemente positiva, que revela un interés casi universal por el bien del prójimo. Podríamos imputar el resurgimiento casi global del sentir solidario, a la conciencia cada vez más generalizada de una realidad internacional conjunta, de un destino universal, de una unión más cercana entre todas las personas y todos los países, dentro del fenómeno mundial de la globalización.
Esta realidad ha sido casi tan criticada como aplaudida en todas sus manifestaciones. Buena o mala, la globalización es una realidad actual, verdadera y tangible. Creemos que una de las consecuencias favorables que nos ha ganado la globalización es, precisamente, una visión más conjunta del mundo entero; un sentido de solidaridad mayor entre los hombres.
De pronto, los niños en Ruanda no se sienten tan lejanos; los cañones de guerra en el Medio Oriente también aturden nuestros oídos; el terremoto en Japón sacude nuestra respiración. Desgraciadamente, esta conciencia de solidaridad universal suele reducirse a una buena intención, una aberración lejana y sentimental hacia las injusticias sociales, hacia la pobreza o el hambre. Y este sentimiento que arroja nuestras esperanzas hacia un país lejano, tal vez arranque de nosotros la capacidad de observar las necesidades de los seres humanos que lloran a nuestro lado todos los días.
Es por esto que la solidaridad debe ser desarrollada y promovida en todos sus ámbitos y en cada una de sus escalas. La solidaridad debe mirar tanto por el prójimo más cercano como por el hermano más distante, puesto que todos formamos parte de la misma realidad de la naturaleza humana en la tierra. La solidaridad es una palabra de unión.
Es la señal inequívoca de que todos los hombres, de cualquier condición, se dan cuenta de que no están solos, y de que no pueden vivir solos, porque el hombre, como es, social por naturaleza, no puede prescindir de sus iguales; no puede alejarse de las personas e intentar desarrollar sus capacidades de manera independiente. La solidaridad, por tanto, se desprende de la naturaleza misma de la persona humana.
¿Qué significa ser solidarios? Significa compartir la carga de los demás. Ningún hombre es una isla. Estamos unidos, incluso cuando no somos conscientes de esa unidad. Nos une el paisaje, nos unen la carne y la sangre, nos unen el trabajo y la lengua que hablamos. Sin embargo, no siempre nos damos cuenta de esos vínculos. Cuando nace la solidaridad se despierta la conciencia, y aparecen entonces el lenguaje y la palabra.
En ese instante sale a la luz todo lo que antes estaba escondido. Lo que nos une se hace visible para todos. Y entonces el hombre carga sus espaldas con el peso del otro. La solidaridad habla, llama, grita, afronta el sacrificio. Entonces la carga del prójimo se hace a menudo más grande que la nuestra. Sólo aquél que no sepa observar la natural sociabilidad del hombre podrá negar, equivocadamente, la necesidad natural de la solidaridad.

Ayuda a los demás a ser feliz

Un sabio, al ver la sencillez y la pureza de un niño, le dijo: "A ti te enseñaré los secretos para ser feliz". Ven conmigo y presta mucha atención.
Mis secretos los tengo guardados en dos cofres, y éstos son: MI MENTE Y MI CORAZÓN, y consisten en una serie de pasos que deberás seguir a lo largo de tu vida.
El primer paso, es saber que existe la presencia de DIOS en todas las cosas de la vida y por lo tanto, debes amarlo y darle gracias por todas las cosas que tienes.
El segundo paso, es que debes quererte a ti mismo y todos los días al levantarte y al acostarte, debes afirmar: Yo soy importante, yo valgo, soy capaz, soy inteligente, soy cariñoso, espero mucho de mí, tengo la capacidad de vencer todos los obstáculos que se me presenten.
El tercer paso, es que debes poner en práctica todo lo que dices que eres. Es decir, si piensas que eres inteligente actúa inteligentemente; si piensas que eres capaz, haz lo que te propones; si piensas que eres cariñoso, expresa tu cariño; si piensas que puedes vencer los obstáculos, entonces proponte metas en tu vida y lucha por ellas hasta lograrlas.
El cuarto paso, es que no debes envidiar a nadie por lo que tiene o por lo que es. Ellos alcanzaron su META, logra tú las tuyas.
El quinto paso, es que no debes albergar en tu corazón rencor hacia nadie; ese sentimiento no te deja ser feliz; deja que las leyes de DIOS hagan justicia, y tú PERDONA y OLVIDA.
El sexto paso, es que no debes tomar las cosas que no te PERTENECEN. Recuerda que mañana te quitaran algo de más valor. El séptimo paso, es que no debes maltratar a nadie. Todos los seres del mundo tenemos derecho a que se nos RESPETE y se nos QUIERA.
Y por último, levántate siempre con una SONRISA en los labios, observa a tu alrededor y descubre en todas las cosas el lado bueno y bonito; piensa en lo afortunado que eres al tener todo lo que tienes; AYUDA a los demás, sin pensar que vas a recibir nada a cambio; mira a las personas y descubre en ellas sus cualidades y dales también a ellos el secreto para ser triunfadores y que de esta manera, puedan ser felices.

Liberémonos del egoismo

Nuestras mejores acciones quedan de ordinario manchadas e infectadas a causa de las malas inclinaciones que hay en nosotros. Cuando se vierte agua limpia y clara en una vasija que huele mal o vino en una garrafa maleada por otro vino, el agua clara y el buen vino se dañan y toman fácilmente el mal olor.
Y nuestras acciones, aún las inspiradas por las virtudes más sublimes, se resisten de ello. Es por tanto, de suma importancia para alcanzar la perfección liberarnos de lo malo que hay en nosotros. Somos, por naturaleza, más soberbios que los pavos reales, más apegados a la tierra que los sapos, , más envidiosos que las serpientes, más glotones que los cerdos, más coléricos que los tigres, más perezosos que las tortugas, más débiles que las cañas y más inconstantes que las veletas.
En el fondo no tenemos sino la nada. Debemos morir todos los días a nuestro egoísmo, es decir, renunciar a las operaciones de las potencias del alma y de los sentidos, ver como si no viéramos, oír como si no oyéramos, servirnos de las cosas de este mundo como si no nos sirviéramos de ellas. "Si el grano de trigo no cae en tierra y muere, queda solo y no produce fruto"...
Si no morimos a nosotros mismos y si nuestras devociones no nos llevan a esta muerte necesaria y fecunda, no produciremos fruto que valga la pena y nuestras devociones serán inútiles; todas nuestras obras de virtud quedarán manchadas por el egoísmo y la voluntad propia. A la hora de la muerte nos encontraremos con las manos vacías de virtudes y méritos.
Porque no hay que creer que es oro todo lo que reluce, ni miel todo lo dulce, ni el camino más fácil y lo que practica la mayoría es lo más eficaz para la salvación.
Así como hay secretos naturales para hacer en poco tiempo, pocos gastos y ciertas operaciones naturales, también hay secretos en el orden de la gracia para realizar en poco tiempo, con dulzura y facilidad, operaciones sobrenaturales, liberarnos del egoísmo, llenarnos de Dios y hacernos perfecto.

11/30/2011

El respeto a la dignidad...... un derecho

El efectivo reconocimiento de la dignidad personal de todo ser humano exige el respeto, la defensa y la promoción de los derechos de la persona humana. Se trata de derechos naturales, universales e inviolables. Nadie, ni la persona singular, ni el grupo, ni la autoridad, ni el Estado pueden modificarlos y mucho menos eliminarlos.
El titular de tal derecho es el ser humano, en cada fase de su desarrollo, desde el momento de la concepción hasta la muerte natural; y cualquiera que sea su condición, ya sea de salud que de enfermedad, de integridad física o de minusvalidez, de riqueza o de miseria.
Si bien la misión y la responsabilidad de reconocer la dignidad personal de todo ser humano y de defender el derecho a la vida es tarea de todos. Se trata de los padres, los educadores, los que trabajan en el campo de la medicina y de la salud, y los que detentan el poder económico y político.
La conciencia moral de la humanidad no puede permanecer extraña o indiferente frente a los pasos gigantescos realizados por una potencia tecnológica, que adquiere un dominio cada vez más dilatado y profundo sobre los dinamismos que rigen la procreación y las primeras fases de desarrollo de la vida humana.
Es de máxima importancia que los laicos cristianos, con la ayuda de toda la Iglesia, asuman la responsabilidad de hacer volver la cultura a los principios de un auténtico humanismo, con el fin de que la promoción y la defensa de los derechos humanos puedan encontrar fundamento dinámico y seguro en la misma esencia del hombre, aquella esencia que la predicación evangélica ha revelado a los hombres».

Debemos besar el alma

El alma no crece en los árboles, sin embargo se nutre de nuestro entorno, como el cuerpo de la comida. El alma necesita ser alimentada con visiones hermosas, palabras que llenen... o por quien sabe besar el alma.
Besar el alma es saber tener paciencia, comprensión, y nunca juzgar a nadie, simplemente aceptar las personas como son... Besar el alma es abrazarse cuando hay soledad, cuando se está triste... sin decir nada, solo sostenerse con ese abrazo de apoyo.
Besar el alma, es sentarse juntos cuando no hay necesidad de hablar, cuando solo hace falta el silencio, al no hacer preguntas... Besar el alma, es sentir otras manos que dan apoyo fortaleciendo esa esperanza de vida y de compañía. Besar el alma, es decir un te quiero con la mirada...
Besar el alma... es fácil, solo es suficiente que decidamos bajar del pedestal del orgullo que muchas veces nos rodea y nos consume. Besar el alma...¿cuántos de nosotros necesitamos de ese beso en el alma que nunca llega?

11/29/2011

La felicidad... Esta en tu vida

Estás aquí con un propósito. No has venido a pasar una prueba sino para crear y ser feliz. Disfruta tu experiencia y cumplirás con el propósito con el que has venido. Tienes libertad para escoger. Empieza con tus pensamientos. Tus pensamientos han de hacerte feliz.
Lo demás seguirá su curso natural y tendrás la completa libertad que es tu derecho. Tu energía creadora empieza con el pensamiento. Cuando tus pensamientos son buenos, te ayudarán a atraer todo lo que es bueno. Los pensamientos producen emociones que son, a su vez, el lenguaje de tu ser interno.
Lo que sientes indica si estás dejando manifestar a quien realmente eres. Estar contento es lo natural. Esta energía conoce tus intenciones primordiales. Eres naturalmente bueno, por lo cual tus intenciones son buenas. Sigue la esencia de tus intenciones. Aprecia la vida y todo aquello a lo que tienes alcance.

Al apreciar, atraes más motivos para apreciar. Deja que los demás sean quienes son. Mantén tu atención en lo que te hace feliz y atraerás a quienes armonizan contigo. Tus acciones deben estar inspiradas por tu alegría. Cuando estás contento, lo que hagas dará buenos frutos.

Nunca te compares con los demás

Anda plácidamente entre el ruido y la prisa, y recuerda la paz que se puede encontrar en el silencio. En cuanto te sea posible, Vive en buena armonía con todas las personas, enuncia claramente tu verdad; escucha a los demás, incluso al torpe e ignorante; ellos también tienen su historia. Evita las personas ruidosas y agresivas, pues son un fastidio para el alma.
Si te comparas con los demás, te volverás vano y amargado; porque siempre habrá personas más grandes y más pequeñas que tú. Disfruta de tus logros así como de tus planes. Mantén el interés en tu propia carrera, por humilde que sea; ella es un tesoro en el fortuito cambiar de los tiempos, se cauto en tus negocios; pues el mundo está lleno de egoísmos, pero no te cierres a la virtud que hay en ella; mucha gente se esfuerza por alcanzar nobles ideales; y en todas partes la vida está llena de heroísmo, se tú mismo.
En Especial, no finjas el afecto. Tampoco seas cínico en el amor; porque en medio de toda la aridez y desengaños, es perenne como la hierba. Acata dócilmente el consejo de los años, abandonando con donaires las cosas de juventud. Cultiva la fuerza del espíritu para que te proteja en la adversidad repentina. Pero no te angusties con fantasmas. Muchos temores nacen de la fatiga y la soledad. Junto con una sana disciplina, se benigno contigo mismo.
Tú eres una criatura del universo, no menos que los planetas y las estrellas; y tienes derecho a existir, y sea que te resulte claro o no, el universo marcha como debiera.
Por lo tanto, mantente en paz, mantén la paz con tu alma en la bulliciosa confusión del planeta, que con todas sus farsas y sueños fallidos, sigue siendo hermoso. Ten cuidado. Esfuérzate por ser feliz.

Hay que seguir adelante

"El perdón es una expresión de amor. El perdón nos libera de ataduras que nos amargan el alma y enferman el cuerpo. No significa que estés de acuerdo con lo que paso, ni que lo apruebes". ¿Has visto alguna vez, cómo se desplazan las aguas cristalinas de un arroyo por en medio de las cascadas?, estas aguas son la fuente de vida, ellas no luchan contra la oposición que le hagan las rocas, pegan allí y se extravían al sentir oposición, pero continúan su marcha.
¿Has visto desplazarse las nubes tranquilas y serenas, de un lado para otro, llevando las aguas para refrescar la tierra?; pareciera que a ellas nadie las empuja, sin embargo van a su destino. ¿Has visto a los peces nadar serenamente en el castellar? ¿Con qué destreza lo hacen?.
¿Has visto al Sol, mandando su luz hacia el planeta?, no importa que las nubes se lo tapen, pero El sigue dando luz. Así debería ser la vida de una persona que ha venido a este mundo, que se hace hijo y que sólo le interesa agradar y servir a sus semejantes. Es la vida de un viajero, que no hace ilusión de un futuro, pero que lo espera con serenidad, con firmeza y seguridad.
La vida es un torrente de aguas cristalinas que lleva a su navegante al lugar de su destino; pero cuando ese navegante se desespera por las circunstancias, hace que ese cristalino lago se revuelva y se convierta en aguas sucias y nauseabundas, que ya no representan la vida, sino la muerte.
Aprendamos a vivir la vida tranquila, no desesperemos por lo que nos pase, recordemos que lo que hoy es, mañana no es. Sólo debemos sacar una lección en nuestra vida: “hemos de aprender que todo en la vida es pasajero y que lo único verdadero que hay en nosotros es la obra que logremos hacer”.
No importa que llueva... Si hay un sol en tu corazón. No importa el frío... Si siempre estará el calor de los que te quieren. No importan los problemas hoy... Solo serán anécdotas mañana. Y no olvidemos que llegar alto no es crecer. Ni que escuchar es oír Ni lamentarse es sentir. Que mirar no siempre es ver.
¡ Ni acostumbrarse… es amar ..! Existen personas en nuestras vidas que nos hacen felices por el simple hecho de haberse cruzado en nuestro camino. Algunas recorren el camino a nuestro lado, viendo muchas lunas pasar, sin embargo, otras apenas vemos entre un paso y otro.
A todas las llamamos amigos y hay muchas clases de ellos. Hoy me detuve en el espejo de mi baño, y vi. a un hombre mayor, con sueños… Sin la rutina de toda la vida, y me di cuenta que me levanté 15 minutos más temprano que nunca. Me había olvidado cuando fugazmente despertaba hace unos pocos años sonriente… y hoy me animaba diciéndome que este día sería mejor que el anterior.

Y que pase lo que pase…hay que vivir y tenemos que seguir adelante.

No estemos muertos en vida

¿ Tengo motivos para resucitar?...

Hay personas que cuando se acercan al tema de la muerte lo hacen para desesperanzarse, para destrozarse o para sumergirse en una fuerte depresión. Los muertos son aquellas personas que han dejado de creer y de tener esperanza. Las personas que han tirado la toalla con suma facilidad. Estar muertos es no ser feliz, es dejar que el amor muera y que gane la batalla la soledad, la cobardía, la indiferencia...
Son muchas las razones que hacen que una persona pierda las ganas de vivir. Hay gente que ante los graves problemas que viven lo que quieren es morirse. Siempre me he dicho ante las dificultades que lo que tengo que hacer es luchar para superarlas.
Llama mucho la atención el ver personas presas de la soledad, del desánimo y del desaliento, el ver cómo sufren día tras días. Se estancan, no se mueven ni exteriores ni interiormente, y se quejan porque no son felices...De nada sirve el quedarse estancado sin hacer nada sino estar todo el día lamentándose.
Hay que luchar por lo que se quiere, hay que sacrificarse por lo que uno desea. El sufrimiento de muchas personas se podría evitar o aminorar si tuviesen la capacidad de cambiar, de levantarse y volver de nuevo a la vida. Pero no, están lamentándose constantemente de su pasado, presente y futuro...
Morir es dejar que las distintas formas de muerte presentes en el mundo nos ganen terreno interior. La resurrección comienza ya aquí en esta tierra en las personas que son valientes, en los que son capaces de ver sus errores y miserias, en los que saben que el amor tiene el poder inmenso de cicatrizar el pasado y restaurar las limitaciones del presente.
Tengo un conocido que me dice que no me fío de él; y en parte es verdad. Le digo que cómo me voy a fiar de una persona que es partidario de que una madre pueda abortar al hijo que lleva en sus entrañas.... Cómo voy a confiar en una persona que es partidaria de que los enfermos más graves y los viejos sean exterminados...
Cómo me voy a fiar de una persona que dentro de sus planes entra incluso la autoeliminación suicida como expresión de su libertad... No, no son los muertos los que en dulce calma la paz disfrutan de la tumba fría; muertos son los que tienen muerta el alma y viven todavía.
No son los muertos, no, los que reciben rayos de luz en sus despojos yertos; los que mueren con honra son los vivos, los que viven sin honra son los muertos. La vida no es la que vivimos, la vida es el honor, es el recuerdo, por eso hay muertos que en el mundo viven y hombres que viven en el mundo, muertos.
Es en la generosidad donde el hombre es feliz, y es en el egoísmo en donde el hombre es auténticamente desgraciado. Aunque a veces la generosidad nos cueste y nos sea difícil; aunque a veces el ser generosos signifique el sacrificarnos, es ahí donde vamos a ser felices, porque sólo da una espiga el grano de trigo que cae en la tierra y se pudre, se sacrifica, mientras que el grano de trigo que se guarda en un arcón acaba estropeándose, se lo acaban comiendo los animales o echándose a perder.
Cada uno de nosotros es un grano de trigo. Reflexionemos y preguntémonos: ¿Quiero echarme a perder o dar frutos? Y recordemos que sólo hay dos tipos de personas en esta vida: los que quieren echarse a perder y se guardan para sí mismos en el egoísmo; o los que entregándose, acaban por dar fruto.

Tengo más motivos para resucitar que para estar en la muerte, ¿Y tú...?

Los amigos son necesarios

EL ÁRBOL DE LA AMISTAD


Existen personas en nuestras vidas que nos hacen felices por el simple hecho de haberse cruzado en nuestro camino. Algunas recorren el camino a nuestro lado, viendo muchas lunas pasar, sin embargo, otras apenas vemos entre un paso y otro. A todas las llamamos amigos y hay muchas clases de ellos.
Tal vez cada hoja de un árbol caracteriza a uno de nuestros amigos: Las primeras hojas que nacen del brote son nuestro amigo padre y nuestra amiga madre, quienes nos muestran lo que es la vida. Después vienen los amigos hermanos, con quienes dividimos nuestro espacio para que puedan florecer como nosotros. Pasamos a conocer a toda la familia de hojas a quienes respetamos y deseamos el bien.
Mas el destino nos presenta a otros amigos, los cuales no sabíamos que irían a cruzarse en nuestro camino. A muchos de ellos los denominamos amigos del alma, de corazón. Son sinceros, son verdaderos. Saben cuando no estamos bien, saben lo que nos hace ser felices. A veces uno de esos amigos del alma estalla en nuestro corazón y entonces es llamado un amigo enamorado.
Ese da brillo a nuestros ojos, música a nuestros labios, saltos a nuestros pies. Más también hay de aquellos amigos por un tiempo, tal vez unas vacaciones o unos días o unas horas. Ellos acostumbran a colocar muchas sonrisas en nuestro rostro durante el tiempo que estamos cerca. Hablando de cerca, no podemos olvidar a amigos distantes, aquellos que están en la punta de las ramas y que cuando el viento sopla siempre aparecen entre una hoja y otra.
El tiempo pasa, el verano se va, el otoño se aproxima y perdemos algunas de nuestras hojas, algunas nacen en otro verano y otras permanecen por muchas estaciones. Pero lo que nos deja más felices es que las que cayeron continúan cerca, alimentando nuestra raíz con alegría: son recuerdos de momentos maravillosos de cuando se cruzaron en nuestro camino.
Te deseo, hoja de mi árbol: paz, amor, salud, suerte y prosperidad. Hoy y siempre... Simplemente porque cada persona que pasa y nos toca en nuestra vida es única. Siempre deja un poco de sí misma y se lleva un poco de nosotros. Habrá los que se llevarán mucho, pero no habrá de los que no nos dejarán nada.

Vivamos en paz los unos con los otros

TENGAMOS PAZ EN EL ALMA .. HACIENDO EL BIEN

No hay posesión más valiosa que la paz en el alma. El anhelo del hombre es vivir tranquilo. Vivir en constante agitación de espíritu produce toda clase de problemas. Tener paz en el alma no es la ausencia de conflicto y problemas, sino tranquilidad de mente a pesar de conflictos y problemas.
El efecto de la justicia será paz; el resultado de la justicia será tranquilidad y seguridad para siempre. Muchos dicen “Paz, paz” cuando no hay paz. En lugar de paz hay enemistad. La paz de muchos se basa en religiones falsas. Para tener paz en el alma es necesario tener conciencia limpia.

Es imposible tener paz en el alma si no hay conciencia limpia. Y por esto debemos siempre tener una conciencia sin remordimiento delante de los hombres. El remordimiento destruye la paz en el alma.
Para tener paz en el alma es necesario estar contento. Debemos aprender a contentarnos cualquiera que sea nuestra situación. No podemos tener paz en el alma si no aprendemos a contentarnos en cualquier situación dela vida. Si tenemos qué comer y con qué cubrirnos, con eso estaremos contentos. Aquí está la causa de mucha intranquilidad en el alma.
Queremos muchas más posesiones que lo que sea lo básico y lo necesario. Sea nuestro carácter sin avaricia, contento con lo que tenemos. La avaricia (el amor al dinero y cosas materiales) es el enemigo de la paz en el alma.
Una fuente principal del afán, la ansiedad, la preocupación, etc. que tenemos es porque no estamos contentos con lo que poseemos. El empleo es problema para muchos: no es satisfactorio, hay problemas con el patrón o con los clientes, las horas son excesivas, el pago no es adecuado, nos encontramos en desempleo.
El ser humano, no debe resignar su vida y dejar que el patrón la controle. El no es el dueño de su vida, menos de su alma. Para tener paz en el alma es necesario evitar todo afán. Si debemos evitar el afán con respecto a lo más básico (qué comer, que vestir), ¡cuánto más debemos evitar el afán con respecto a lo demás, problemas económicos.
Tener cosas imposibles de poder pagar. La mayor parte de ellos se evitan si aceptamos vivir sin lujos. Las deudas pueden ser el enemigo número uno de la paz. El fácil crédito es muy tramposo. Todos los negocios regalan tarjetas de crédito a todos (aun a los jóvenes) para que sean obligados a ellos.
La tarjeta es carnada y el anzuelo le pesca y le consume. Conceden hipotecas altísimas imposibles de hacer frente a ellas. Esto produce mucho afán. Destruye la paz del alma.
El remedio es usar dominio propio, evitar la avaricia, estar contento con menos, aceptar un estilo de vida más sencillo, evitar el malgastar, no pensar que tiene que comprar toda cosa que los hijos pidan (por más que griten) ni empeñarnos en tener cosas materiales que nos destrozan la salud.
Muchas mujeres se sienten atrapadas y esclavizadas por su familia porque tanto los maridos como los hijos sólo producen trabajo para ellas y no les ayudan. No cuidan su habitación, no cuidan su ropa, tiran ropa en el piso, tiran toallas mojadas en el piso del baño, no limpian el baño, no ayudan en la cocina, no ayudan con el lavado de la ropa, etc.
La mujer que sufra tales injusticias debe culpar solamente a una persona: a sí misma. Ella tiene la culpa porque lo permite. Lo tolera. La familia es abusiva y ella lo permite. Estar bien puede ser la causa principal del afán que destruya la paz del alma de muchos.
¿Qué hacer pues? Cuidarla. Dieta. Ejercicio. Evitar vicios (fumar, beber ). No comer con exceso. Cuidar el peso. Seres queridos son otra causa de afán e intranquilidad, su condición física, financiera o espiritual. ¿Debemos dejar que esto suceda? Dios no quiere que sus hijos vivan con espíritus agitados, ansiosos, turbulentos, no importa la causa de ello.
Hagamos lo que podamos por los seres queridos y aceptar que no podemos vivir sus vidas y no podemos obedecer por ellos. Y otra cosa: nunca dejar que los problemas, las preocupaciones y ansiedades con relación a los seres queridos nos estorben en nuestra vida diaria. Uno podría volverse loco pensando en algún ser querido, pero ¿qué gana con eso?
Eso no ayuda a nadie y nosotros quedamos debilitados y aun incapacitados. Para tener paz en el alma hay que organizar o programar el tiempo. Hay tiempo para trabajar, tiempo para comer, tiempo para descansar y dormir y sin faltar tiempo para poder estar con la familia.
Mucha paz se pierde si el empleo consume la vida. Desde luego, el empleo ocupa gran parte del día, pero cuando pasa el límite razonable, ya no permite una vida normal (vida con la familia y con los amigos). Llega a ser el amo cruel y destruye la paz en el alma. También podría haber otra cosa que consuma demasiado tiempo: dormir, pasearse, hablar (en persona o por teléfono), deportes, televisión, ordenador, etc.
Lo importante es que en lugar “agonizar” (quejarse, “no hay tiempo”), hay que “organizar” el tiempo. Para tener paz en el alma es necesario buscar la paz con otros. Vivimos en un mundo de conflictos: en el hogar, en las familias, en el gobierno, en el mundo industrial y comercial y en toda categoría de la sociedad. Nos tenemos que apartar del mal y hacer el bien. Busquemos la paz y sigámosla. Así que, sigamos lo que contribuye a la paz y a la mutua edificació

EL FUTURO DE LA HUMANIDAD

¿A donde va el futuro de la Humanidad?

El cristiano está llamado continuamente a movilizarse para hacer frente a los múltiples ataques a que está expuesto el derecho a la vida… la vida es el primero de los bienes recibidos de Dios y es fundamento de todos los demás.
La conciencia cristiana tiene una necesidad interior de nutrirse y fortalecerse con las motivaciones múltiples y profundas que militan a favor del derecho a la vida. Es un derecho que exige ser sostenido por todos, porque es el derecho fundamental en orden a los otros derechos humanos.
La conciencia cristiana como sustento del derecho a la vida, para hacer frente a los múltiples ataques a que está expuesto el derecho a la vida. Los ataques contra el derecho a la vida en todo el mundo se han extendido y multiplicado, asumiendo nuevas formas. En los Países en vías de desarrollo son cada vez más fuertes las presiones por la legalización del aborto y se incrementan las políticas de control demográfico, a pesar de que ya han sido reconocidas como perniciosas incluso en el plano económico y social.
En los Países más desarrollados, como es el caso de España crece el interés por la investigación biotecnológica más refinada, para establecer sutiles y extensas metodologías de eufemismo hasta la búsqueda obsesiva del 'hijo perfecto', con la difusión de la procreación artificial y diversas formas de diagnósticos tendentes a asegurar su selección, se promueven leyes para legalizar la eutanasia.
En estas situaciones, la conciencia, arrollada a veces por los medios de presión colectiva no demuestra suficiente vigilancia acerca de la gravedad de los problemas en juego, y el poder de los más fuertes debilita y parece incluso paralizar a las personas de buena voluntad. Es por lo tanto urgente y necesario recurrir a la conciencia y, en particular, a la conciencia cristiana. La formación de una conciencia verdadera, basada en la verdad y línea recta, determinada a seguir sus dictámenes, sin contradicciones, sin traiciones y sin compromisos, es hoy una empresa difícil y delicada, pero imprescindible.
Y es una empresa obstaculizada, por desgracia, por diversos factores que ha citado el creciente rechazo de la tradición cristiana y la idea de algunos de que la conciencia individual, para ser libre, debería deshacerse tanto de referencias a las tradiciones, como de las basadas en la razón. Así la conciencia, que es acto de la razón mirante a la verdad de las cosas, deja de ser luz y se convierte en un simple fondo sobre la que la sociedad de los medios de comunicación lanza las imágenes y los impulsos más contradictorios.
Hoy es necesario volver a educar en el deseo del conocimiento de la verdad auténtica, en la defensa de la propia libertad para elegir frente a los comportamientos de masa y a las lisonjas de la propaganda, para nutrir la pasión por la belleza moral y la claridad de la conciencia. Esta labor corresponde a los padres y a los educadores, pero también a la comunidad cristiana respecto a sus fieles.
No podemos conformarnos con un fugaz contacto con las principales verdades de fe en la infancia, es necesario un camino que abra la mente y el corazón de las personas durante las distintas etapas de la vida para que acojan los deberes fundamentales en los que se apoya la existencia del individuo y de la comunidad. Cuando falta una formación continua y cualificada de la conciencia, se hace más difícil el juicio sobre los problemas planteados por la biomedicina en materia de sexualidad, procreación, así como en el modo de tratar y curar a los pacientes y a los más débiles de la sociedad.
Junto a la formación cristiana, destinada al conocimiento de la Persona de Cristo, de su Palabra y de los Sacramentos, en el itinerario de fe de los niños y adolescentes se debe unir coherentemente el discurso sobre los valores morales que conciernen a la corporeidad, la sexualidad, el amor humano, la procreación, el respeto por la vida en todos los momentos, denunciando al mismo tiempo con válidos y precisos motivos, los comportamientos contrarios a estos valores primarios.
En una sociedad a veces ruidosa y violenta pueden contribuir a despertar en muchos corazones la voz elocuente y clara de la conciencia, a distinguir con cuidado los derechos y deberes que les corresponden como miembros de la Iglesia de los que les compiten como miembros de la sociedad humana… para que aprendan a armonizarlos entre ellos, recordando que en todo lo temporal, deben dejarse conducir por la conciencia cristiana, porque ninguna actividad humana, ni siquiera temporal, puede sustraerse de Dios.
La vida es el primero de los bienes recibidos de Dios y es fundamento de todos los demás; garantizar el derecho a la vida a todos y de forma igual para todos es un deber de cuyo cumplimiento depende el futuro de la humanidad.

11/28/2011

Serenidad en medio de la Tormenta

En la vida pasamos por muchas tormentas. La vida es cambio y no siempre tranquilo. A veces la leve brisa que alivia el calor del verano se convierte en viento huracanado que rompe, destruye, destroza y derriba las construcciones que con tanta dificultad hemos hecho para sentirnos seguros frente a las adversidades de la vida.
Son las enfermedades, los problemas económicos, las crisis en las vidas de las parejas, crisis de fe, las relaciones en las familias. Hay muchos problemas que nos atenazan. Hay muchos momentos de crisis. Son como las olas que chocan continuamente contra la orilla y terminan por romperla. Nuestro esfuerzo es siempre el de procurarnos la defensa que nos proteja contra esos vientos impetuosos que amenazan nuestra vida y la de los nuestros.
En la Iglesia también sentimos las amenazas de las olas que chocan contra esta barca del reino. Algunos viven atemorizados porque piensan que esta sociedad nos ataca y va a terminar por hundir la frágil barquilla que para ellos es la Iglesia. Creen que hay que construir parapetos, que hay que reforzar la quilla, que hay que fortalecer el casco, y claman asustados pensando que nos hundimos. Para evitarlo proponen medidas urgentes.
Algunos hasta se autoproclaman salvadores de la Iglesia. Frente a tantas amenazas, hay que recordar lo del faro y el dique. El dique, obra de la ingeniería, se rompía cada pocos años, el peñón sobre el que se levantaba el faro, estaba allí, impasible ante las olas y los vientos, casi se diría que eterno. Frente a los que se empeñan en levantar muros y paredes y techos que nos defiendan de los vientos de este mundo, hay que recordar que nuestro Dios es el creador de todo, también de los vientos, que hay que confiar en él y en Jesús, su hijo y señor nuestro.
Sólo él es capaz de levantar las peñas que aguantan todo. La frágil barquilla de la Iglesia no es tan frágil porque cuenta con la presencia de Jesús. Nuestra vida puede estar agitada por la enfermedad, los disgustos y tantas otras cosas. Sentiremos el choque de las olas, hasta es posible que nos mareemos y sintamos miedo. Pero sabemos que el Señor está con nosotros. Y que, con su presencia, no hay mar ni tormenta que no podamos atravesar.
Es cuestión de confiar. Y saber que siempre, siempre, después de la tormenta, viene la calma. Porque el Señor lo es también de la tormenta. Entonces, ¿nos da lo mismo todo? No. De ninguna manera. Con Jesús nos sentimos servidores del Reino, trabajadores de la fraternidad, atentos a las necesidades de nuestros hermanos y hermanas.
Seguros de que todo lo que hagamos en favor del Reino estará bendecido por Dios. Y, sin desanimarnos nunca, porque sabemos que estamos apoyados en la roca firme, la que aguanta todas las olas y vientos; porque sabemos que nuestra barca aguantará la tormenta.

11/27/2011

El cáncer del odio

No hay situación más difícil que hablar desde fuera a quien está roto por dentro a causa del odio y el resentimiento. No es capaz de entender que el perdón es el único modo de encontrar la verdadera salida. Cuando la persona logra liberarse de la sed de venganza puede reconciliarse consigo misma, recuperar la paz y empezar la vida de nuevo.
¿Qué hay más difícil que el perdón?
El perdón es la ocasión maravillosa de volver a unir, de volver a vivir y de volver a amar. El perdón es la posibilidad de cambiar las reglas del juego de una sociedad agresiva que se enzarza en un “toma y daca” sin fin con los dardos envenenados de la ofensa y del agravio.
El perdón es un acto creativo y sorprendente que pone fin a la repetitividad. Rompe el cerco sofocante y produce lo insólito: mirar al otro nuevamente como hermano. Pues de lo contrario estamos perdidos porque “el dulce sabor de la venganza” se convierte en una hiel que va amargando y endureciendo el corazón.
Muchísimas personas vienen cargando a cuestas un pesado fardo de rencores y resentimiento que las limitan y condicionan. Y por desgracia muchas veces es en contra de personas muy cercanas, de familiares o amigos, que por algún error han herido su corazón. Pasan años y no logran sacar estos sentimientos que entorpecen las relaciones más cercanas. Quien deja crecer el odio en su corazón se castiga a sí mismo. Es como la manzana que se pudre para que el otro no la pueda tragar. ¡Claro que no la tragan!, pero ha quedado podrida y no tiene remedio. Quien se cierra a conceder el perdón se hace daño aunque él no lo quiera. El odio es una especie de cáncer secreto que corroe a la persona y le quita energías para rehacer de nuevo su vida. No he encontrado situación más difícil que hablar desde fuera a quien está roto por dentro a causa del odio y el resentimiento. No es capaz de entender que el perdón es el único modo de encontrar la verdadera salida. Cuando la persona logra liberarse de la sed de venganza puede reconciliarse consigo misma, recuperar la paz y empezar la vida de nuevo.
Sólo quien ha experimentado el gozo de saberse perdonado puede con alegría, aunque cueste también dolor y lágrimas, otorgar el regalo del perdón. Quien no se haya sentido nunca comprendido y perdonado, será incapaz de comprender y perdonar al hermano.
El perdón encierra la bella dinámica del vencer al mal con el bien y es un gesto que cambia de raíz las relaciones entre las personas y obliga a plantearse la convivencia futura de una manera nueva.

Respetar la vida, de los no nacidos

Dejamos de entendernos y la corrupción ganó el corazón de los hombres. Queremos construir un mundo a espaldas del amor. Solo el amor salvará al mundo. El respeto por la dignidad humana y de la vida humana, desde el momento de la concepción hasta el ocaso natural del hombre y en todo su recorrido.
Que no nos dejemos engañar por la cultura de la muerte, hagamos juntos la Cultura de la Vida. Si se menosprecia la vida en su comienzo, qué podemos esperar de todo lo demás. ¿Qué futuro tiene el amor en nuestro mundo, en el que por todos lados se asoma el odio? Y sin embargo, sólo el amor podrá salvar al mundo.
Aunque, claro, eso sí, dejándose matar por el odio. Es el triunfo de la víctima sobre su asesino. Es el patrón marcado por el misterio pascual. Cuando el odio mató al Amor y la muerte mató a la Vida, ambos se hirieron de muerte, y por eso pudimos ver “a la muerte, muerta”..
Amor, comprensión, es lo que el mundo de hoy está pidiendo a gritos. Solo el amor salvará al mundo, resolverá las enormes diferencias económicas, curará los enfermos, permitirá ayudar a los niños abandonados y muchas cosas más. Solo el amor podrá lograr todo esto porque no hay programas, proyectos ni acuerdos, hay vidas. La ausencia de amor en la sociedad ha sido la causa de tanta desdicha, de tanto dolor.
Sólo el amor, concebido como una fuerza creadora, integradora, individual y socialmente sustancial, puede salvar a este mundo. Y es que sólo con amor se construyen las relaciones entre los seres humanos que reivindican la dignidad, el derecho a seguir habitando este mundo, a permanecer más allá del tiempo y el espacio que ahora nos limitan. Todavía creo que el amor y la paz pueden salvar al mundo.

No te olvides hoy, el regalo de cada día

¡Buenos días, amigo! Podía empezar diciendo: ¡Hoy va a ser un gran día! o ¡Hoy voy a vivir como si fuera mi último día!... Pues no, ni una cosa ni la otra... Simplemente hoy va a ser otro día... eso sí, hoy, si tú quieres, vas a descubrir algo muy especial que tengo preparado especialmente para ti...
¿Te apuntas? Empieza estirándote a tus anchas... Bueno, más que estirándote, sacudiéndote… Sí, como me oyes, como si tu cuerpo estuviera recibiendo una descarga eléctrica... A ver si de esta manera haces caer al niño que duerme en tu interior. ¡Eh! ¿Dónde vas? ¿A lavarte? Espera un poco.
Hoy vas a comenzar el aseo quitándote las legañas del corazón... ¿Que cómo...? Pues muy facilito, renuncia a tu ego por unos minutos (“Es que se me hace tarde, la que me espera en el trabajo, este dolor no se me pasa...”).
Recuerda: sólo renunciando a tu yo, dejarás espacio a tu felicidad. ¿Qué te estás poniendo nervioso..,? Eso es bueno, muy bueno. Nos empeñamos en tenerlo todo bajo control, en “domesticarlo” todo, y claro, nos perdemos los “encantos salvajes” de la vida. Tantos nervios acumulados, tanta tensión incontrolada, para qué...
¿Te acuerdas de tus años de niño? (Si realmente has hecho correctamente el primer paso, te acordarás). ¿Recuerdas el día de Reyes? ¡Cuánta ilusión, verdad!.. No te preocupes, esa actitud expectante es la que tienes que incorporar a tu vida. ¡Hoy estás de enhorabuena! Hoy vas a recibir un hermoso regalo (hoy y todos y cada uno de los días que tú quieras).
¡Prepárate! ¿Ya?... ¡No, por Dios! Con esa cara hasta el regalo se va a asustar... ¡Eso es! Ahora mejor. Salta de la cama y corre a tu corazón. La Familia te está esperando con un “pedazo paquete.” No te comas el coco pensando cómo agradecerles el obsequio... Ya tendrás tiempo a lo largo del día.
La familia sabe que pensar sobre el pasado o preocuparse en exceso por el futuro, nos priva del presente... Por eso hoy tu Familia te regala las próximas 24 horas. ¡Aprovéchalas! Y te aseguro que no tendrás tiempo para lamentarte por el ayer ni para obsesionarte por el mañana.
Ah, se me olvidaba, al salir de casa mira a tu alrededor y verás la cantidad de regalos que hoy va a seguir poniendo a tu alcance la vida... ¿Que cómo identificarlos...? Te daré una pista: la mayoría se mueven y no vienen con envoltorio. En cuanto al último punto, es todo tuyo.
Esta noche antes de acostarte, intenta darle forma. Pregúntate por el regalo que tu Familia te ha hecho... ¿Has “jugado” tanto con ellos que estás a punto de mandarlo al trastero?... Si es así ¡Felicidades!... Tu Familia, mañana te va a regalar otro día, más grande, más bonito. La Familia tuya, si tú quieres, sólo si tú lo deseas, te sorprenderá de nuevo...

11/25/2011

No más violencia contra las mujeres

A menudo se hace caso omiso de la violencia contra las mujeres y raramente se castiga. Las mujeres y las niñas sufren de manera desproporcionada la violencia: en la paz y en la guerra, a manos del Estado, de la comunidad y de la familia. Una vida sin violencia es un derecho humano fundamental. Desde los hogares a las zonas de conflicto, la violencia debe cesar. La violencia contra la mujer es quizás la más vergonzosa violación de los derechos humanos. No conoce límites geográficos, culturales o de riquezas. Mientras continúe, no podremos afirmar que hemos realmente avanzado hacia la igualdad, el desarrollo y la paz.
No habrá desarrollo humano si no erradicamos esta herida abierta contra la dignidad humana y los valores básicos de la sociedad como es la violencia contra la mujer. No habrá desarrollo humano si madres, hijas, hermanas, mujeres y niñas viven en el temor y sin libertad. Desde lo individual y desde lo colectivo queremos decir un ya no más violencia contra las mujeres.

11/24/2011

Debemos tener y transmitir paz

Uno de los gestos más significativos que hacemos en la Eucaristía antes de recibir la comunión es el darnos la paz. La paz como gesto y como deseo. La paz que tenemos la entregamos al otro y por ello nos acercamos y nos saludamos con cariño. La paz es un regalo, pero no una armonía en un mundo donde la guerra y los conflictos no estén presentes. Por desgracia las violencias humanas están aún presentes en nuestra debilitada humanidad.
Es la paz consigo mismo que no provoca ni guerras interiores ni exteriores. Muchas personas están en guerra interna contra sí mismos y por ello su forma de relacionarse con los demás y con la realidad externa, siempre es al ataque, a la defensiva. Nuestras vidas pacificadas en el amor, nos da amor con paz y paz con amor.
Los organismos internacionales hacen serios esfuerzos por conseguir la paz en el mundo y en las estructuras sociales, pero siempre tenemos la impresión que no se consiguen las metas propuestas. Algo falla por algún lado. Lo que no termina de conseguirse es la paz de los corazones. Una persona que vive en paz interior nunca perderá el profundo sentimiento de misericordia hacia los demás y no provocará dolor ni a los de cerca ni a los de lejos.
Oímos con mucha frecuencia la Palabra pero el reto está en hacerla vida en nuestra vida. No es fácil vivirla porque tiene que partir del corazón humano en dirección hacia la familia y hacia los demás. Muchas veces nuestro corazón está lleno de tristezas, amarguras, miedos, traumas... de todo menos de amor con paz y de paz con amor...
¡¡Cuántos familiares nuestros hay miedosos y con falta de paz interior!! Hay hermanos y hermanas a los que la vida les abruma y entristece, les quita la paz interior y viven angustiados. Buena señal será recordar estas palabras: "Te dejo mi paz". En medio de las tormentas de la vida recordar esta frase una y otra vez nos llevará a preguntarnos sobre nuestra confianza en la familia.
Cada miembro de la familia tendrá la misión de mantener la paz durante toda su vida y transmitir esa paz que viene de dentro a los demás. No te desesperes cuando todo en tu vida vaya mal o regular. No dejes que los problemas hundan tu vida; deja que tu vida hunda los problemas.

Homenaje al Cuidador de los enfermos…. Unos héroes….

Soy consciente de que en ocasiones la dedicación al enfermo implica importantes sacrificios. Hay muchos héroes anónimos; hay muchas personas que hacen esfuerzos titánicos para tratar de responder a las necesidades y demandas de un padre con un deterioro físico o psíquico grave o un familiar con un problema de movilidad. Por cierto, habitualmente las heroínas son las mujeres, hijas, nietas y nueras. Pero también los Hombres de la familia.
Ante estas situaciones la sociedad y las administraciones deben ser generosas. La atención del familiar enfermo puede exigir un gran esfuerzo: de recursos materiales, de tiempo y de paciencia. A muchas familias no les alcanzan los recursos económicos para cuidar adecuadamente a su ser querido.
En otros casos, las condiciones de las viviendas dificultan ese cuidado y, además, interfiere en el desarrollo normal de la vida de todos los miembros de una familia. Claro que las ayudas públicas han crecido mucho en los últimos años, pero siguen siendo escasas y con demasiada frecuencia los trámites para lograrlas lentos y excesivamente burocrático.
Hace unos meses conocí en el hospital a un conductor de un camión que llevaba varios meses sin trabajar para poder cuidar a su madre, también conocí a una mujer que se pasaba toda la noche junto a su suegra para, por la mañana, ir a trabajar a un bar, luego atender a su familia y a su casa y, a continuación, volver al hospital.
Por otra parte, hay enfermedades que por su duración o por sus dolencias exigen a sus cuidadores una gran resistencia. Obviamente, ver sufrir a un familiar deprime a cualquiera; las demandas continuadas cansan y, en ocasiones, hacen perder la paciencia. No es extraño que el estrés que produce la enfermedad, la angustia que provoca ver que un ser querido lo está pasando mal, la incertidumbre de su pronóstico y el cansancio acumulado lleva a que se produzcan desencuentros entre los miembros de la misma familia o discusiones entre éstos y los profesionales sanitarios.
La enfermedad rompe el orden, el equilibrio. Por una parte interrumpe la armonía del vínculo del individuo con el mundo y, por otra, afecta a las relaciones sociales. En la sociedad del bienestar la enfermedad no está de moda. Cuando caemos enfermos o cuando sufre alguna persona próxima nos desconcertamos, rompe nuestro ritmo acelerado: no podemos trabajar, nos impide ir de puente, nos dificulta acudir al centro comercial.
Parece que nos hemos olvidado de que la enfermedad y la muerte constituyen elementos consustanciales a nuestra naturaleza. La enfermedad nos provoca inseguridad, temor y, además, nos dificulta el propósito de seguir corriendo. La enfermedad moviliza una fuerte carga afectiva y, además, activa complejos procesos sociales.
La enfermedad limita o incapacita para realizar funciones sociales y, por tanto, además de afectar al paciente siempre afecta al entorno social. También suscita reacciones en las personas próximas, reacciones que pueden ir desde la solidaridad al rechazo. Por otra parte, propicia el surgimiento de un nuevo tipo de relaciones sociales: el vínculo entre el médico y el enfermo, la unión entre el familiar cuidador y el paciente, y las variadas relaciones que se establecen cuando el que necesita ayuda ingresa en una institución sanitaria.
La enfermedad es un hecho social; no se trata de un asunto individual, afecta al grupo más próximo. A la vez que se modifican el rol y el estatus del enfermo, se trasforman las relaciones entre los distintos miembros del grupo familiar; además, se cambian los hábitos de comportamiento y los ritmos de toda la familia.
En ocasiones, la situación económica y hasta la distribución de los espacios de la vivienda se ven alterados. Los padecimientos de un familiar afectan al estado de ánimo de los que le rodean y, con frecuencia, a sus relaciones. A veces, ante la crisis, se puede producir un incremento de los vínculos afectivos, de la solidaridad grupal, del sentimiento del "nosotros" y, en definitiva, de la cohesión social.
En otros casos, la preocupación, el estrés, el cansancio, la tensión, la angustia, pueden propiciar los desacuerdos y el conflicto. La enfermedad nos hace reflexionar. La crisis nos hace ver el mundo de otra manera. La pérdida de la salud, el fallecimiento de un ser querido, las rupturas vitales, provocan que toquemos tierra.
El golpe, el dolor, nos despierta. Es decir, la crisis puede constituir una oportunidad para distinguir entre lo importante y lo accesorio. Habitualmente vamos tan deprisa, nos creemos tan poderosos y los monstruos del consumo de masas y de la competitividad social nos engañan tanto que perdemos el norte. Por eso, cuando de verdad nos toca el sufrimiento comprendemos que la mayor parte de los asuntos que nos preocupaban son insignificantes, que lo que pensábamos que constituían metas importantes carecen de importancia y que muchos de los que creíamos conflictos gigantescos sólo son molinos.
El enfermo necesita y demanda una ayuda profesional y, además, el calor de sus seres queridos. La contribución de estos es, por tanto, fundamental en el proceso de curación e integración social del paciente. Todos lo sabemos: el analgésico es muy importante, pero agarrar la mano de la persona que sufre también lo es. Por otra parte, los cuidadores también deben ser cuidados, respetados y amados.. En verdad son unos héroes.

11/23/2011

Familia: ¡Al rescate de los mayores!

Algunos cambios sociales y las condiciones actuales de vida han limitado la función de los mayores dentro de la familia. Gracias al aumento de la longevidad, actualmente hay más personas que nunca con posibilidad de ser mayores, y de serlo por más tiempo.
Los mayores ocupan un lugar destacado en la vida de los más jóvenes. Para un joven, sólo los padres están por encima de los mayores en la jerarquía del afecto.Las personas mayores son como "libros vivientes y archivos de la familia". Transmiten experiencia a sus familiares más jóvenes y les inculcan valores.
Esta función es especialmente importante en la actualidad, ya que, los mayores están en condiciones de ayudar a comprender principios hoy olvidados con demasiada frecuencia, y sin embargo esenciales para una buena vida familiar. Y se aprende más de diez personas mayores que de diez expertos en temas familiares.
En particular, los mayores pueden ser excelentes transmisores de la herencia de los valores y símbolos vivientes de la tradición y de las trascendencias. La exaltación de la juventud como valor en sí mismo ha llevado a un cierto menosprecio de los mayores.
El culto acrítico a las novedades crea el prejuicio de que por boca del familiar mayor habla un pasado caduco, más que la experiencia y la sabiduría, por lo que sus opiniones son menos tenidas en cuenta. Esto es, en ocasiones, tan general y notorio, que muchos mayores renuncian a dar consejos a sus familiares más jóvenes.
En consecuencia, los mayores de hoy tienen menos autoridad e influyen menos en la formación de los jóvenes. Los miman, pero no los educan como en otros tiempos, ni tienen la misma facilidad para inculcarles verdades espirituales y morales.
Otro hecho que favorece la marginación del mayor es la creciente tendencia a transferir a instituciones especiales la responsabilidad de cuidar de los ancianos, que tradicionalmente ha corrido a cargo de la familia. Para que los mayores vuelvan a ocupar el lugar que merecen, es preciso reformar los sistemas de seguridad social, de modo que las familias contribuyan más al cuidado de sus mayores en forma directa.
El mal estado financiero de la seguridad social en muchos países puede hacer que, en el futuro, esta opinión se convierta en un imperativo. De todas formas, no es una cuestión meramente económica.
Si la familia numerosa sigue siendo una rara avis, resultará difícil que los ancianos pasen del asilo al hogar familiar. El fondo del problema, está en los mismos factores sociales, espirituales y culturales que perjudican a la familia en general. Los mayores, deben renunciar a la extendida aspiración de disfrutar de un cómodo retiro lleno de diversiones y de viajes de placer.
Por el contrario, tienen la posibilidad de llenar los últimos años de su vida con una tarea más útil y satisfactoria: dedicarse a sus familiares más jóvenes. Conviene también apagar más a menudo la televisión y el video para que los jóvenes puedan escuchar historias narradas por los mayores.
Hay que hacer un sitio a los mayores en los planes familiares, para que compartan con los jóvenes las vacaciones, los días de fiesta, y la asistencia a actos de culto. Y, aunque esto suponga un sacrificio, la familia misma debe ocuparse directamente del cuidado de los mayores ancianos, sin recurrir a la residencia o al hospital salvo cuando no quede otro remedio.
Desde cierto punto de vista, hoy los mayores son más necesarios que nunca. Su ayuda puede ser especialmente valiosa para los jóvenes. Pero los mayores son un eficaz complemento de la tarea educativa de los jóvenes. La asignatura que imparte el mayor no se enseña en ningún otro sitio.

Solo Quiero vivir y ayudar a vivir a mis hermanos

(Esta carta la pudo escribir cualquiera de esos centenares de Emigrantes, que son deportados, después de jugarse la vida en las pateras, con el solo objetivo de poder ayudar a los suyos.)

Señoras y señores de la sociedad española:
Me obligan a regresar a la fuerza al país de donde he venido. No me ha dado tiempo a decirles lo que me ha empujado a emprender este largo y penoso viaje, durante el cual han muerto muchos de mis compañeros de infortunio. Pensaba contárselo en persona, una persona que muestra sobre sí los rastros de los malos tratos y de los sufrimientos de un pueblo oprimido y explotado.
Pero este muro que ha sido levantado entre ustedes y yo hace imposible cualquier encuentro verdaderamente humano entre nosotros y nos obliga a mirarnos desde lejos como el perro y el gato, aunque todos somos ciudadanos del mismo mundo. Este muro de separación en forma de alambrada que ahora separa África de Europa simboliza la falsedad de la relación que han creado nuestros gobernantes entre el Norte y el Sur.
Pero este muro de separación refleja la falsa relación en la que las materias primas que vienen del Sur y los productos acabados del Norte, entre ellos las armas, pueden circular, pero no los hombres. En nuestras tierras las multinacionales siembran la muerte y el desarraigo y quieren crear un campo de ruinas en el que sólo haya materias primas, bosques y animales salvajes, para el placer de los turistas. Es el único medio que me queda para que sepan todo lo que sufrimos en África y las causas que producen esos sufrimientos.
Sé que los medios de comunicación quizás no se harán eco de mi voz, ni los políticos hablarán en sus reuniones sobre los derechos humanos, porque en el fondo, mi vida y la de todos los pobres del mundo no cuentan para ellos. Soy africano.
Vengo de un país empobrecido, un país que ha sido saqueado por las multinacionales occidentales desde hace varios siglos y que ha sufrido guerras atroces, a menudo presentadas como guerras civiles; pero, en el fondo son guerras económicas montadas con el único objetivo de saquear nuestros países y enriquecerse, al igual que los dirigentes africanos, desgraciadamente al precio de la muerte de millones de mis hermanos y hermanas.
¿De verdad no podemos construir otro mundo en el que cada persona pueda vivir en paz? Somos víctimas de un empobrecimiento continuo, organizado desde Occidente, y ejecutado a menudo por medio de nuestros propios dirigentes al servicio de las multinacionales. Son estas guerras de la que yo huyo y de la miseria que han engendrado en mi país. Quiero sobrevivir y ayudar a vivir a mi familia que se ha quedado en África.
No quiero morir como una rata atrapada en un incendio. Lo que deberíamos comer, lo que debería ayudarnos a desarrollar nuestros países, va a Occidente, bien para pagar las deudas que no hemos contraído nunca, bien para comprar armas que nos matan y nos amputan los miembros.
Por eso, nos encontramos en una situación tal que no podemos ni cultivar nuestros campos, ni dormir tranquilamente, ni pensar en el futuro de nuestros hijos y de nuestros hermanos. Todo lo que producen nuestros países sirve a los intereses de las multinacionales apoyadas por los gobiernos europeos y americanos y por nuestros propios gobiernos, mientras nosotros nos morimos de hambre. En nuestros países, la muerte se ha convertido en un hecho banal.
Se ve morir de hambre a los niños día tras día de pequeñas enfermedades que podrían curarse fácilmente con un poco de dinero... Como pueden imaginarse, es muy doloroso ver morir a un niño entre tus brazos, como me ha ocurrido a veces; o haber visto morir a mi padre de una malaria sin importancia que se curaría con pocos medios en cualquier centro de salud.
Ustedes ven hecho parecidos en televisión; nosotros por desgracia, nos codeamos con estos horrores todos los días, e incluso entre estas víctimas se encuentran nuestros propios familiares. Me siento perdido; me siento inútil, inexistente, como si no tuviésemos ningún valor a los ojos de este mundo...
Mientras tanto, pienso en mi país, en todas las riquezas naturales que tenemos. ¿Qué riquezas?, me pregunto. ¡Todo lo que hay en nuestros países no nos pertenece! Díganme, señoras y señores de la sociedad española, ¿qué mal hemos hecho para merecer esta suerte?
Dios sabe que no soy ni un ladrón ni un bandido; soy simplemente el grito de una víctima, que quiere vivir con el sudor de su frente. Quiero vivir y ayudar a vivir a mis hermanos. ¡Sólo pido eso!

¿Cuándo será el fin del mundo?

Son inquietudes de todos los tiempos. Inquietudes que pueden disimularse, que pueden hacerse a un lado tratando de ignorarlas, pero que siempre estarán retornando una y otra vez con insistencia. Hacemos obras grandiosas y después nos enorgullecemos, nos asombramos y nos sentimos inmortales. Como la torre de Babel, nos sentimos más grandes que Dios... pero todo esto va a pasar y al final no quedará piedra sobre piedra.
Nuestro País es rico en monumentos y no dejamos de asombrarnos por sus construcciones imponentes, con sus disposiciones y belleza. Sin embargo mientras más admiramos las grandezas, más parece asombrarnos la incógnita sobre las razones de su desaparición. Hay muchas teorías pero ninguna parece satisfacer nuestra curiosidad. ¿Qué pensarán las generaciones venideras sobre nuestros aires de grandeza y nuestra pretensión de inmortalidad?
No somos eternos, somos polvo que hoy es y mañana no existe. ¿Por qué entonces tanto orgullo y tantas seguridades? Muchas veces se nos olvida que somos peregrinos y nos atamos a las cosas como si nunca las fuéramos a dejar, nos esclavizan y condicionan. Necesitamos recuperar nuestro sentido de peregrinos en esta vida y prepararnos para la futura morada.
Es cierto que no sabemos ni el día ni la hora, pero también es cierto que el final llegará y tendremos que estar preparados. Si hoy fuera para nosotros el último día, ¿cómo lo vivirías? ¿Por qué no vivirlo así? ¿Qué cambiaríamos si supiéramos que hoy sería nuestro último día? ¿Qué espero yo al final de mi vida?

¿Qué epitafio me gustaría que pusieran en mi tumba? ¿Lo que estoy haciendo me está llevando a eso que espero? A veces me he puesto a imaginar las terribles escenas que nos cuentan los libros apocalípticos. Si nuestros días están contados, si no somos eternos, si estamos de paso ¿por qué no vivir con despego y libertad frente a los bienes del mundo? ¿Por qué nos limitan tantas ambiciones? Nuestras obras se pondrán en una balanza, que tiene como gran finalidad medir nuestras obras a favor de los más necesitados. El juicio que nos hagan será sobre lo que hayamos hecho por las personas de los pequeños e insignificantes. ¿Cuánto pesarán esas obras, que parecen desconocidas, hechas a favor de los que no cuentan a los ojos del mundo?. Nuestras posesiones, ¿a manos de quién va a parar cuando muramos? ¿Valdría la pena todos los sacrificios que por ellas hemos hecho?

11/22/2011

Hemos sido elegidos para Amar

Quien ama al otro no le miente, no le roba su cariño, no le mata el alma... La ley del amor engloba todo el bien que podemos hacer y el que hacemos a los demás.
No es un slogan publicitario. Es la razón y el objetivo de nuestra creencia en la Familia.
Los cristianos hemos sido elegidos para dar testimonio del mandamiento del amor en medio de un mundo que vende y compra el amor a cualquier precio de rebaja y lo convierte en artículo de consumo. En un mundo donde reina el egoísmo, el odio entre hermanos, Familiares, amigos, las guerras que matan y destruyen, el hombre que destroza tantas vidas, es necesario que se anuncie, se haga conocer y se dé testimonio del amor.
En nombre del amor en sus distintos niveles se han cometido todo tipo de barbaridades. Vivimos en el mundo donde se nos invita a centrarnos en el yo de una manera egoísta y cerrada. El yo que quiere ser uno mismo sin tener en cuenta a los demás. El yo que quiere imponerse. El yo que quiere surgir caiga quien caiga.
Hoy el prójimo está eclipsado por el "yo". No es malo que nos detengamos ante nuestra propia realidad, que nos examinemos interiormente con frecuencia, y que mantengamos ese tan necesario diálogo interior con nosotros mismos.
Tenemos que dedicarnos tiempo al "yo", pero que no nos absorba totalmente. Las personas que viven excesivamente pendientes de sí mismas tarde o temprano caerán en neurosis y angustias de todo tipo. El ser humano está llamado a mirar y vivir en su exterior para completarse en su interior.
El amor borra las distancias y establece la igualdad que es la condición de la amistad. Hemos escogido el amor, para que nos amemos unos a otros, no para discutir, pelearnos, criticarnos... Esta relación amistosa no es para que nos convirtamos en personas obsesivas, llenas de trampas interiores.

11/16/2011

No debemos separar fe y justicia.

“Cuando doy de comer a los pobres me llaman santo, pero cuando pregunto por qué hay tantos pobres, me llaman comunista.”
En torno a la mesa se pueden hacer confidencias sobre los miedos, sobre los sueños, sobre las esperanzas. El dinero, el poder, las venganzas, no son el camino más fácil para ser justos.
Hace poco una entidad bancaria que estaba fallando recibió miles de millones de Euros del gobierno Español. ¡En lugar de cubrir todas las deudas los líderes de la compañía se pagaron a sí mismos aguinaldos! A los codiciosos, los que desean impartir justicia, instan que se preocupen por las necesidades de los pobres.
“Si eres juez, no hagas injusticias, ni en favor del pobre ni del rico. Con justicia juzgarás a tu prójimo”. “Los jueces examinarán minuciosamente, y si resulta que el testigo ha dicho una mentira, acusando falsamente a su hermano, le impondrán a él la pena que pretendía imponer a su hermano. Así arrancarás el mal de en medio de ti, porque los demás al saberlo temerán y no cometerán cosas semejantes”.




“Los que hacen condenar a otro porque saben hablar y les meten trampas a los jueces a la puerta de la ciudad, y niegan, por una coma, el derecho del bueno” .
“¡Ay de ustedes, que transforman las leyes en algo tan amargo como la hiel y tiran por el suelo la justicia!
Ustedes odian al que defiende lo justo en el tribunal y aborrecen a todo el que dice la verdad” “Yo sé que son muchos sus crímenes y enormes sus pecados, opresores de la gente buena, que exigen dinero anticipado y hacen perder su juicio al pobre en los tribunales”.




“¿Galopan por las rocas los caballos o se ara el mar con bueyes, para que ustedes cambien en veneno el derecho o en ajenjo las sentencias del tribunal? . “Los creyentes han desaparecido del país, y entre sus habitantes no se encuentra ni siquiera un hombre justo. Sus manos son buenas para hacer el mal: el príncipe es exigente; el juez se deja comprar; el poderoso decide lo que le conviene.
Su bondad es como cardo, su honradez peor que una hilera de espinos”. “Cuando se haya terminado la opresión, haya desaparecido el tirano, y se hayan alejado los que aplastan el país, entonces, el trono tendrá como base la dulzura y en él se sentará con confianza, bajo la carpa de David, un juez amante del derecho, y dispuesto a hacer justicia”.
“El Señor es un juez que no toma en cuenta la condición de las personas; él no se deja influenciar por la situación del que perjudica al pobre…; no desoye la súplica del huérfano ni de la viuda cuando cuenta sus penurias”. “¿Hasta cuándo serán jueces injustos, que sólo favorecen al impío?
Denle el favor al huérfano y al débil, hagan justicia al pobre y al que sufre, libren al indigente y al humilde, sálvenlos de las manos del impío”. “Son los ricos quienes los aplastan a ustedes y los arrastran ante los tribunales”. Por consiguiente, todos los que pretendemos creer en el amor con sinceridad, de ninguna manera debemos separar fe y justicia.
La fe en el amor verdadero lleva siempre a la justicia, a todos sus niveles. Una fe que lleve a cometer y justificar injusticias no es sino mera idolatría. Maldito el que tuerce la justicia; maldito de Dios y maldito del pueblo. Dios quiere “que la justicia sea tan corriente como el agua, y que la honradez crezca como un torrente inagotable

Seamos ejemplo de vida

El ser humano, privado de su dimensión trascendente, se vuelve sobre sí mismo y se queda solo. Solo, con otros individuos solos. El hombre no se basta a sí mismo para satisfacer los deseos de plenitud y felicidad que anhela su corazón. Cualquier reducción que se le practique lo deforma y deshumaniza.
Mutilado en su trascendencia, el hombre se vuelve incapaz para establecer relaciones duraderas. De este modo, los individuos se convierten en una especie de mareas humanas que buscan consumir, satisfacer y distraerse. Nos preocupa percibir estos síntomas entre nuestros adolescentes y jóvenes e inclusive en niños.
La violencia, que genera inseguridad, es una consecuencia de esa falta de horizontes. Cuando el ser humano no encuentra el camino para responder a sus anhelos más profundos de humanización, se vuelve violento. Esa agresión la dirige contra sí mismo por medio de alguna adicción que lo termina destruyendo; o contra otros, a quienes despoja de lo que son y de lo que tienen.
Hace poco escuché decir a una madre de familia, con hijos adolescentes, que la prueba de amor más grande que los padres pueden dar a sus hijos hoy son los límites. Pero hay que añadir inmediatamente que esa propuesta vale tanto para los padres como para los hijos y que todo límite debe servir para crear espacios y condiciones para un mayor acercamiento, diálogo y encuentro.
Nuestra Iglesia está más preocupada por el qué dirán y por su imagen, que por hacer una verdadera revolución de cambio en su propio comportamiento de vida privada, pues no se da por enterada de la necesidad de ningún cambio que debe entrar por casa primero, pues permite toda clase de herejías contra la Fe, de los propios consagrados, y no hay un cambio hacia una conversión de quienes gobiernan nuestra Iglesia.
¿Cómo pretenden que la sociedad cambie si ellos no cambian? ¿Creen que con comunicados cambiarán los comportamientos de quienes no escuchan ni respetan a la Iglesia que son la mayoría de las personas? ¿Es que no se dan por enterados que cada día que pasa van perdiendo protagonismo en la vida de los creyentes y de los que un día creyeron?
Hace falta mucho más que comunicados, para salvar a este mundo, lo triste es que luego de la emisión de estos comunicados y de oír las adulaciones de los fieles que los rodean, que son muy pocos, los comisionados, en su mayoría, vuelven a sus oficios seculares (sociales, políticos, económicos y administrativos), olvidándose del grave peligro que enfrenta nuestra sociedad en todos los frentes de batalla espiritual,¡como si por un comunicado bien redactado las cosas fueran a cambiar!

11/15/2011

Que el pan sea para todos los hermanos

Las noticias sobre la falta de alimentos son cada vez más frecuentes y más alarmantes. Pero por otra parte vemos en la vida ordinaria las grandes procesiones hacia los centros comerciales, los grandes almacenes que diariamente desperdician toneladas de alimentos, al igual que en la mayoría de los restaurantes. Y así se suceden al mismo tiempo una serie de imágenes de hambre extrema junto a otras de desperdicio y hartazgo.
Bastaría acercarse a los basureros para comprobar las incongruencias de una sociedad desequilibrada y loca: allí aparecen tiradas todas las cosas que unos ya no quieren, a veces sin ni siquiera haberlas estrenado, pero también allí aparecen los pobres y los hambrientos que buscan entre los desperdicios algo que les pueda ser útil. La imagen del niño buscando comida en el bote de basura, es un insulto a la conciencia de toda la humanidad. Nos olvidamos muchísimas veces que el pan compartido es fuente de fraternidad.
No se puede despedir con hambre al hermano, no se puede dar la espalda a quien no tiene que comer… El alimento repartido es signo de amor. En nuestra sociedad estamos acabando con los bienes no renovables y estamos destruyendo la madre naturaleza, pero en beneficio de unos cuantos. No podemos decir que a nosotros no nos toca; no podemos escudarnos en que ningún alimento es suficiente; no podemos tragarnos nosotros solitos lo que es de todos.
Hoy también nosotros tenemos que asumir nuestra responsabilidad, personal y colectiva, para buscar soluciones que lleven alimento para todos. Organizando, compartiendo, sintiéndonos hermanos, se pueden encontrar nuevas soluciones. Es nuestro deber, defender la propuesta de que el pan sea para todos como hermanos.

Los padres tiene que saber lo que hacen sus hijos

Lo triste de hoy día, es que los padres salen a actividades que pueden compartir, separados del resto de la familia, no cultivando la riqueza de la vida en común, de la grata compañía de los seres queridos, no dando continuidad a esa forma de ser durante el noviazgo, cuando queremos involucrar a nuestra pareja en todo y no queremos estar en ningún instante separado.
La preocupación por los hijos decae cada vez más, ellos salen y no hay preocupación por saber lo que hacen, entonces luego nos encontramos con sorpresas sobre lo que aprenden fuera de casa que no siempre es de buena orientación, cuantos niños se ven abandonados en las calles, cuantos padres no saben lo que sus hijos hacen, parece que muchos y esta irresponsabilidad esta trayendo graves consecuencias en la formación, y lo peor es que los hijos al ver que a sus padres no les importa ni lo que piensan, toman actitudes rebeldes difíciles de controlar.
Estamos siendo testigo de una de las situaciones más tristes del ser humano, la peor pesadilla y la mas dolorosa, esta es la agonía de la familia, y lo más increíble son las soluciones que le estamos dando, que lo único que hace es aumentar la pena y el sufrimiento angustioso de todos sus miembros. Si fuéramos capaces de mirar como ha tratado Dios a la familia, y seguir ese modelo familiar en forma consecuente, podríamos recuperar la salud del matrimonio y ser testigo del fin de la angustia y el temor de muchos hombres, mujeres y niños.
Las escuelas entregan la instrucción educacional de un niño, pero los ejemplos de cómo vivir en el amor se aprenden en la familia, con respeto de los padres a los hijos y estos a sus padres, que son nuestro prójimo mas inmediatos.En efecto, en la familia nace y reside el más apropiado sitio para aprender todos los buenos valores con los cuales ha de vivir alguien que ama a Dios, entonces la organización social de los hombres tiene su sitio mas importante en la familia, allí el amor enseña la diferencia de lo bueno y lo malo con lo cual se enfrentará el hombre en el ambiente externo, en una unión matrimonial fuerte se implanta desde muy temprana edad firmemente los valores con los cuales los hombres aprenderán a convivir en forma armoniosa en la sociedad.

Seamos honestos con los Jovenes


La honestidad, el valor para mostrar la verdad y el ejemplo serán importantísimos a la hora de educar. No se puede educar enseñando una cosa y haciendo otra. No se admiten componendas a la hora del peligro. La honestidad a de ser un reto para todos los padres de familia, para todos los sacerdotes y catequistas, para todos los maestros y educadores: se educa con el ejemplo más que con la palabra. En la educación no podemos dar por perdidos ni espacios ni personas.

Todos debemos enseñar más que los “simples” contenidos de una materia determinada, enseñar formas de vida, para que nuestros Jóvenes puedan encontrar un sentido a todo cuanto realicen. Debemos enseñar con el ejemplo, no somos seres perfectos, somos seres humanos, y por lo tanto, tendemos a cometer errores, pero como personas adultas, y con un sentido de vida un poco más concreto, debemos demostrarles que de estos errores uno aprende para toda la vida.
Los adultos somos el espejo donde los niños se ven reflejados. Padres, hermanos, abuelos, tíos, primos… todos tenemos una responsabilidad más seria de lo que parece. El futuro depende de las generaciones venideras y el progreso de un país, en gran parte, viene determinado por la educación que reciben sus habitantes.
La solidaridad, la empatía y la honradez facilitan la convivencia y permiten vivir en un entorno auténtico y agradable acorde con lo que en realidad todos necesitamos: amor. Sin amor no podemos vivir. Es el oxígeno que alimenta nuestro espíritu y prescindir de él supone caer en la más absoluta infelicidad y frustración.
“El comportamiento de los niños es un reflejo del de los adultos. Examina qué te impide amarte y disponte a liberarte de ello. Serás un maravilloso ejemplo para tus hijos”. Es un buen método para hacer autocrítica y definir qué aspectos de nuestra personalidad podemos mejorar, a la vez que intentamos inculcar valores y principios a nuestros pequeños.
Todos tenemos uno o varios cometidos que pueden variar en función de nuestros gustos y aficiones, pero hay uno que todos deberíamos tener en común: sembrar una semilla que germine y extienda sus raíces a nuestro entorno más próximo (especialmente a los niños) para transmitir calidad humana y, por ende, participar en el proceso de mejora de la sociedad actual. Si cada uno de nosotros lo pusiera en práctica, nos sorprenderíamos gratamente del cambio que experimentaríamos.