1/15/2012

Venta de personas

Hay encuentros que transforman y enaltecen; hay encuentros que denigran y trastornan. Imposible no sentir rabia e indignación ante las terribles realidades que narra la jovencita guatemalteca que un día salió de su terruño con la ilusión de una vida mejor y con las promesas de “aquel hombre” que le aseguró no solamente un trabajo digno sino un amor sincero. Sin darse cuenta pronto se vio enredada en las garras de la prostitución y del narco. Ahora tiene 19 años; pero hace tres años que inició, como era delgadita, le inyectaban “no sé qué cosas” en las piernas y en el pecho para que se viera mejor y tuviera más clientes. Un infierno del que no sabe cómo salió y que la ha dejado aturdida, luchando por recuperar una vida perdida. En la oscuridad, en el anonimato, hay encuentros que matan: la trata de personas, la violencia contra los menores, el trabajo obligado de los niños, la corrupción, las violaciones… Encuentros que matan y que quedan en la indiferencia, en la impunidad y que siempre ahí están. En cambio hay otros encuentros que dan vid

¿Cuánto cuesta una mujer? ¿Cuánto vale un menor? Es triste que tasemos los cuerpos en aras del negocio, del placer o del progreso de los pueblos. Las cifras son alarmantes y sin embargo se quedan cortas porque muchas de estas dolorosas violaciones quedan en el secreto de la familia, en el silencio amenazante, o en los archivos secretos de las naciones como víctimas colaterales, sacrificadas “a favor de unos cuantos poderosos”. La manipulación y la comercialización del cuerpo en los medios de comunicación, el desprecio a un sano pudor, la pornografía abierta y la burla de los valores humanos, van en contra de una recta concepción de la sexualidad y de una verdadera educación. ¿Qué puedo hacer para evitar toda manipulación, comercialización, violación y venta de personas?

Hay encuentros que cambian la vida y transforman a las personas. Hay encuentros que parece imposible no haberlos tenido antes porque se dan de una manera tan íntima y personal que pareciera que toda la vida los estuviéramos esperando.

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