1/24/2012

Los Jóvenes de hoy

A pesar de que en muchos eslóganes y frases publicitarias se dice que los jóvenes son la esperanza y el futuro de la humanidad, se percibe un ambiente de desencanto y desconfianza hacia la juventud actual. Los jóvenes de hoy se tienen que enfrentar a un mundo difícil, hostil y tienen pocas armas para vencerlo. Las opciones de trabajo son muy escasas o nulas. Entonces para qué estudiar si no sirven los títulos, para qué prepararse si no se puede ejercer lo que se ha aprendido. Por otra parte, están encantados por un mundo fácil, de artificio, de ruido y de placer.

Los modelos a seguir son de oropel. Un día están en la cima y al día siguiente están desmoronados, pero surgen, o hacen surgir, nuevos ídolos que caerán mañana. ¿De dónde pueden asirse quienes van entrando a la vida? ¿Qué seguridades pueden tener? Muchas madres y pueblos pobres acompañan la tristeza, de sus hijos jóvenes maltratados por el hambre o por la falta de trabajo y oportunidades, o porque sucumbieron desesperados ante la droga o los caminos violentos. Porque se dejaron llevar por el placer y despertaron hastiados y vacíos. Hoy muchos jóvenes se encuentran paralizados, ante la inseguridad de su futuro y la falta de lugar para ellos en la sociedad, sin que tengan oportunidad de hablar y sin ser escuchados.

Por desgracia, lo mismo nos sucede en nuestras iglesias, se toma muy poco en cuenta su identidad, su forma de ser y se les quiere encasillar en moldes antiguos que acaban por asfixiarlos.  El acercarse y comprometerse con la juventud. Llevar la ayuda eficaz, el estímulo y el aliento, que los impulse a levantarse, a caminar con iniciativas. Es creer en el joven, sobre todo en el joven pobre, en el arrinconado, en el olvidado.

Los jóvenes no son el futuro de la sociedad. Son el presente, y si están olvidados o callados, se convierten en lastre cuando deben ser la energía, la alegría y la fortaleza que impulse a la creación de una nueva sociedad. Hoy también a cada uno de los jóvenes, por más desalentados que estén, por más adormilados que parezcan, por más olvidados que se encuentren, les debemos hablar de ilusión y esperanza.

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