1/09/2012

Los pobres del mundo

¿Cuando los pobres del Mundo serán beneficiados del desarrollo de la naturaleza? ¡Benditos los pobres, los que sufren, los desheredados y los rechazados!

El pobre aparece a veces simplemente como objeto de limosna o destinatarios de obras de misericordia, una situación casi vista como normal; como que se oscureciera un tanto en general la relación de su estado con la injusticia.
El término pobreza connota hambre, pero esto no es lo único en que realmente se debe pensar cuando en el Mundo se habla de ella, la pobreza conlleva a considerar otros elementos. Sería un error referirnos a la pobreza simplemente como la carencia de uno o varios bienes considerados necesarios o convenientes para alcanzar el “mínimo de bienestar”. Hay que considerarla como algo más complejo, hay que verla como una condición en la que parte de una población, o grupos de quienes la conforman, se encuentran marginados o excluidos de los procesos que permiten generar riqueza o disfrutar de ella, no tan solo en el sentido monetario sino en un espectro mucho más amplio.

De allí que es lógico pensar que las personas, según el país y las circunstancias que afecten a quienes conformen este estrato de la sociedad, tienen sus propios criterios acerca de cómo conceptuar la pobreza y sus elementos constitutivos. La pobreza involucra privaciones, discriminación y hasta podría decirse que abandono gubernamental, estas condiciones están determinadas por históricas relaciones jerárquicas, autoritarias o paternalista de estructuras clasistas carentes de democratización, las cuales se dieron, y continúan sucediéndose, como causa efecto de la dinámica establecida en la relación de un pueblo con su gobierno.

Esto hace tangible la necesidad de combatir la pobreza desde la óptica de lucha por la plena vigencia de los derechos humanos y la conquista de una autentica ciudadanía, promesa más que realidad, para una gran cantidad de seres humanos, por lo que muchos estudiosos de la pobreza la han precisado como “la falta o insuficiencia de derechos ciudadanos, con ausencia de plena ciudadanía”. Como resultado del análisis de muchos debates sobre “Ciudadanía, democracia y desarrollo”, podemos percibir que la pobreza se puede entender como el producto de muchos factores causales e interactivos, producto de estructuras históricas, de la vida de los Estados, que han propiciado la exclusión de grandes sectores de la población de lo que podría llamarse los beneficios del desarrollo, no porque estos se rezaguen dentro de la dinámica del proceso de crecimiento económico existente dentro de una sociedad, sino porque en sí, estos grupos, han sido producto de las deficiencias del sistema.

En todos los países del mundo, existe, la pobreza y la pobreza extrema, sin importar los criterios que priven para buscar una definición de cada una en particular, no constituyen fenómenos coyunturales ni son condiciones que marcan un reducido grupo social. Por el contrario, los dos vocablos, determinan fenómenos ampliamente extendidos que se han arraigado y profundizado a lo largo de la historia de cada uno de los países durante las últimas décadas. Ambos representan agrupaciones sociales que definen una calidad de vida, el uno y el otro son una consecuencia de las características que ha presentado el crecimiento económico y el neoliberalismo promovido por los gobiernos de turno y los organismos financieros internacionales.

Sustentados en los aspectos analizados anteriormente podemos conceptuar la pobreza como un grave problema social que engloba e identifica una gran parte de la población, o grupos de quienes la conforman, los cuales son afectados por muchas causas y factores interactivos de naturaleza diferente para cada País del Continente pero que, de manera global, afectan la condición de bienestar del ser humano que vive dentro de una sociedad sin poder satisfacer sus necesidades básicas siendo excluidos, como producto de la ineficiencia existente en los sistemas gubernamentales, de los llamados beneficios del desarrollo.

La injusta situación de los pobres del mundo es un grito que nos llama primero a ponernos de su parte. Pero no podemos ponernos de su parte si no hacemos un esfuerzo. Debemos dejarnos llenar de esa actitud cristiana, no sólo de misericordia y compasión sino también de empatía con el pobre y atrevernos a mirar el mundo "desde el reverso de la historia", es decir, desde el que sufre, desde el que es víctima. El pobre del Tercer Mundo es un pobre masivo, y con una pobreza generalizada, una pobreza de la que participan: los campesinos, los indígenas, los mineros, los desocupados, la mujer, los niños, los ancianos.

Son pobres, casi por simple ubicación, porque habitan en un mismo entorno, en un mismo país, en un mismo Continente, que se encuentra muy debajo de las condiciones de vida de los países industrializados. La realidad sigue estando ahí, en el mundo hay una gran mayoría de pobres materiales que carecen de lo más elemental, son marginados sociales, excluidos. Más de mil trescientos millones de personas que difícilmente podrán salir de esta situación si no hay un cambio completo no ya de actitudes personales, sino, más fundamentalmente, de estructuras políticas, económicas y sociales.

Si estamos en esta perspectiva nos será más fácil realizarla en toda su dimensión profética: denunciando con claridad la injusticia y proclamando la necesidad de un cambio radical y estructural para que aparezca en toda su dimensión el Reino de Justicia y de Paz que está detrás y como consecuencia de la Fraternidad de todos.

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