2/13/2012

Hablando de "Amigos"

A nuestro mundo tan saturado de violencia, de odios, y de dudas; a personas tan sumidas en la angustia por la vida y en la pérdida de su sentido, sonarán como cañonazos explosivos las frases: No odies a tu hermano ni en lo secreto de tu corazón… no te vengues ni guardes rencor… ama a tu prójimo como a ti mismo. Pero si no nos amamos nosotros, ¿cómo vamos a amar a los demás?

El amor al prójimo está basado en el amor a nosotros mismos, pero necesitamos reconocer la propia dignidad. Y no se trata de falsos orgullos, sino de poner los cimientos de nuestro verdadero valor.

Quien se pudre por dentro para que no lo trague el prójimo, para no amar al prójimo, se queda lejos del hermano pero acaba podrido para toda la vida. El otro no puede ser “enemigo”, es un ser humano, alguien que sufre y goza, que busca y espera.

Estamos llamados a realizar cosas extraordinarias, como es extraordinario el perdón, el amor sin condiciones, y la apertura a los diferentes. No se trata de utilizar palabras dulzonas ni de hacer ostentación de sentimientos, sino un comportamiento solícito por el otro.

Amar al prójimo significa hacerle bien pero también exige aceptarlo, respetarlo y descubrir lo que hay en él.

El mal, a pesar de las apariencias, siempre será débil. El odio brota del miedo y se siente amenazado. La ofensa tiene necesidad de la venganza. En cambio el amor es la única fuerza capaz de cortar de raíz la violencia. Es urgente un “¡ya basta!” a la violencia y aceptar la propuesta de la no violencia.

El ser humano es vencedor no cuando logra posesionarse de las armas del enemigo, sino cuando dejando las propias armas, lo convierte en amigo. La debilidad del amor es la única fuerza capaz de desarmar el mal. El cambio debe comenzar en nosotros…. Los demás no lo harán.






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