2/20/2012

El drama de los desempleados

Ahora sabemos, el interés tozudo de prohibir fumar, limitar la velocidad, cambiar los neumáticos, las bombillas de bajo consumo…había que hablar de esto y no de la incompetencia de los políticos para resolver la economía nacional.

No hay mayor angustia que vivir sin un trabajo remunerado, cuando quien lo sufre carece de otras posibilidades para subsistir y para atender a su familia. Quienes carecen de trabajo, constantemente expresan sus angustias por la falta de un trabajo digno y bien remunerado.

Los desempleados hacen una llamada a la sociedad para que comprenda que el trabajo no es simplemente una maldición bíblica, sino un derecho esencial del cual no se debe privar a hombres y mujeres, sin causar un grave daño que tiene repercusiones en su conducta moral y hasta en su aprecio a la vida.

En su conducta moral, porque quien carece de lo elemental para la satisfacción de sus necesidades vitales, frecuentemente toma el peligroso camino de la delincuencia para procurar, al menos, alimento. Y luego se despeña hacia un precipicio en el cual el delito alcanza proporciones mayores y hasta llega a los más terribles estados de violencia.

Pero también, la desesperación suele llevar a los desempleados hacia otro recurso tremendo, el de atentar contra su propia vida, decidiendo cometer suicidio. En buena parte, la delincuencia tiene orígenes en la pobreza total, en la falta de de un recurso para sostener la existencia y luego de estos orígenes, muchos que han delinquido en infracciones leves acaban cometiendo verdaderos crímenes.

La falta de empleo no es un problema reciente, sino que se viene dando hace muchos años. Este problema ha generado diversas actitudes en la población que ve como principal solución a este problema a la emigración. Existen grupos especialmente afectados por el desempleo. En primer lugar, el probablemente el grupo más afectado sea el de los jóvenes quienes exhiben tasas de desempleo muy preocupantes. Uno de sus probables determinantes es que los jóvenes cuentan con menor experiencia laboral, lo cual reduce sus probabilidades de inserción en el mercado de trabajo.

El dramático proceso de destrucción de empleo, nos han llevado a unas desoladoras cifras sobre el paro, que está sufriendo la sociedad española desde que estallo la burbuja inmobiliaria y la crisis financiera internacional. Con una tasa de paro Que pasa de los cinco millones de desempleados, España estará abocada a formar parte del tercer mundo, de los menos desarrollados. Y así mientras muchos jóvenes con alta calificación son expulsados del mercado laboral, otros sin estudios son excluidos y marginados de la sociedad, no quedando otra opción que volver a optar por la emigración como única vía de escape para buscar el trabajo que en España ya es imposible encontrar.

Pero lo más grave es que el número de desempleados que no cobran prestación de desempleo crece al mismo ritmo que aumentan el número de parados sin cobertura. ¿Qué va a hacer entonces el Gobierno? ¿Cómo sobrevivirán esas familias que carecen de ingresos?. O nos ponemos las pilas o algo muy grave puede suceder. 

Si el talento se va, y los jóvenes sin formación se ven abocados a vivir de la ayuda de los padres, se creará un problema social y económico de grandes proporciones que es urgente corregir.  El estrés producido por una situación prolongada de desempleo, puede tener graves consecuencias sobre la salud física y mental de las personas, por ello es acuciante diseñar planes preventivos de protección social y laboral, destinadas a la población en riesgo de sufrir esta situación. La realidad social es que la forma de entender la vida, solo es aceptable cuando se potencia el crecimiento individual y egoísta, y todos pasamos cuando los conflictos de índole social, no nos afectan, olvidándonos que un día nos puede tocar a nosotros.

Triste que nos olvidemos de considerar el trabajo como un bien colectivo, pues ello contribuiría a dar la estabilidad la seguridad y la paz, no solo a las familias sino también a la sociedad en que vivimos. Es un problema cuya resolución implica poner todos los medios y esfuerzos para erradicarlo.

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