7/07/2011

Vivamos nuestra Vida con libertad.

Podemos encontrar mil formas de pedir perdón. De manera universal si nos sentimos culpables tenemos la necesidad de buscar alivio, pero ¿Lo hacemos correctamente? ¿Nos sentimos excesivamente culpables? ¿Hasta qué punto es positivo sentirse culpable? La culpa puede ser un camino hacia la construcción o la destrucción. La culpa es una emoción poco comprendida. El lado positivo de la culpa es que nos lleva al arrepentimiento y a la oportunidad de retomar al camino correcto.

Nos sentimos tan mal de lo que hicimos, que decidimos no volver a hacerlo nunca más. El lado negativo es que puede paralizar a las personas con sentimientos tan abrumadores de vergüenza y falta de aceptación que se ven mermados los recursos personales que poseemos para poder funcionar con éxito.

La culpa es constructiva cuando conduce a cambiar, cuando identificamos los errores, reconocemos la causa, asumimos la responsabilidad (si es que nos compete) y convertimos esa emoción en una acción. Es entonces cuando nos permite mejorar viviendo con mayor conciencia y autocontrol.

Es un proceso de auto aceptación y mejora de la autoestima cuando el diagnóstico y el tratamiento de nuestras acciones menos logradas son certeros. La culpa es destructiva si permaneces pasivo, si te cuestionas como persona por una actuación concreta, si se cronifica en el tiempo, si se acompaña de auto desprecio, etc. Este tipo de culpa te hace odiarte a ti y a todos los demás. Sofoca la voluntad de vivir y amar. Si un poco de culpa es bueno, ¡no pienses que mucho más de ella es mejor!

Lo importante es la señal de alerta y no la intensidad. Es bueno sentir un poco de culpa si hiciste algo malo que eres capaz de corregir. Es incorrecto sentirse culpable si todo lo que haces es destruirte con auto-desaprobación por el resto de tu vida.

Cuando sucede algo negativo, tendemos a buscar culpables. Hasta tal punto se da esa tendencia que se pueden clasificar los tipos de personalidad según se reacciona ante las frustraciones: quienes sistemáticamente se auto inculpan de lo que sucede, quienes piensan que la culpa siempre la tienen los demás y, por último, quienes no echan la culpa a nadie, bien porque no entran a juzgar o porque no le otorgan excesiva importancia a los contratiempos que la vida nos depara.

Si los demás intentan hacerte sentir culpable por no cumplir con sus deseos (“no te importo nada”, “cómo puedes ser tan egoísta” “tienes mal carácter”) lo primero que debes pensar es si realmente estás de acuerdo con el punto de vista de esa persona. Si la respuesta es afirmativa demuéstrale que tú mismo sabes manejar los errores que son consecuencia de tu comportamiento, no necesitas que nadie te manipule y controle emocionalmente; sentirte culpable y rectificar es tu elección y no la suya.

Si no estuvieras de acuerdo ten en cuenta que no es necesario sentirse culpable por no consentir que alguien te manipule. La culpabilidad en nuestra cultura se ha convertido en la mejor y más sencilla herramienta disponible para manipular a los demás, de ti depende poner los límites a ese acoso encubierto. Acepta el sentimiento de culpa como algo normal y comprensible. No te sientas culpable por sentirte culpable. Si reconoces este sentimiento te resultará más fácil combatirlo.

Expresar los sentimientos de culpa alivia. Es un buen modo de conectar con la realidad y buscar soluciones. Si solo lo piensas pero no lo dices, siempre tenderás a magnificar lo ocurrido, seas o no responsable e independientemente de cuáles hayan sido las consecuencias de tus acciones o pensamientos. No puedes agradar a todo el mundo. Existen tantos códigos morales como personas en la tierra, ya que a pesar de existir una clara influencia cultural, cada código se origina y se transforma con la propia experiencia.

No podemos satisfacer las expectativas de todo el mundo porque simplemente son distintas. Además piensa que no actuar como alguien quisiera no quiere decir que no le queramos ni que le defraudemos. Tras la culpa tiene que venir la superación. Caer en la desesperación es una reacción errónea que solo sirve para desalentarnos y que nos hace pasivos. Es importante que comprendas que la culpa te puede auto limitar.

Muchas veces nos castigamos por cosas de las que ni siquiera somos responsables ¿Os atreveríais a culpar a alguien porque su matrimonio no funcionó bien o porque un hijo es problemático? Aunque la respuesta parezca sencilla hoy en día hay miles y miles de personas en el mundo, sobre todo mujeres, que se sienten culpables por estos dos motivos.

Diferencia entre culpa y castigo. Una cosa es sentirse culpable y otra castigarse de por vida. La mayoría de estos castigos van dirigidos a anular nuestra autoestima. ¿Contradictorio verdad? En lugar de mejorar, pensamos que no valemos, por lo que tenderemos a equivocarnos más, por lo que nos sentiremos aún más culpables y por lo que nos querremos aún menos y vuelta otra vez; entramos en un círculo vicioso y cada vez más profundo.

Cada uno tiene su propio periplo vital que sólo él conoce y del que por tanto solo él puede asumir la total responsabilidad. Estos sentimientos de culpa por los demás parten del convencimiento de que ellos dependen de nosotros. Permitir a la otra persona vivir su vida nos permite a nosotros vivir la nuestra con libertad y responsabilidad.

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