7/05/2011

El perdón, premisa para ser feliz....

la falta de perdón lastima y enferma, al que no perdona y al no perdonado. Es decir, cuando nosotros pasamos por situaciones en las que alguien nos lastima, o nos agrede, o se burlan, o lo que sea que nos haga daño, dentro nuestro se crea un resentimiento y una bronca grande y un deseo de venganza sobre quien o quienes nos han herido.

Estas personas pueden ser de nuestro entorno familiar más cercano hasta padres e hijos, hermanos o sobrinos. Son situaciones que al no hablarlas a tiempo se enquistan en nuestro corazón y cada día se hacen más y más grandes, y alimentan nuestro odio. ¿Cuál es el resultado? Quedamos atados por el odio y atamos al otro, lo que produce un deterioro del cuerpo, la mente y el espíritu de la persona.

Y, cuando alguien nos sugiere perdonar, pensamos "lo haré el día que sienta que puedo perdonar" ¿o no?. Pensamos que no le daremos el gusto al otro de perdonarlo, porque nos hizo mucho mal y por eso "lo va a pagar".

Lo que lamentablemente no nos damos cuenta, es que el que paga por eso somos nosotros, no nos podemos mover con libertad, estamos siempre ocultando eso que tanto nos dolió, lo cual hace que no podamos vivir plenamente. En una familia donde existen muchas heridas ocultas bajo alfombra que no se sacan a la luz, se enferman generaciones enteras. Una tras otra. Y esto no es un problema de Dios, es un tema que debemos resolver nosotros perdonando a quienes nos hirieron.

No es fácil, lo sé, pero se puede. No tengo idea cómo manejan desde los libros este tema, pero sé cómo lo maneja Dios. Es muy clara la oración que Jesús nos enseñó: "Perdónanos nuestras deudas, así como nosotros perdonamos también". Pero ¿es así, perdonamos también?. A veces no podemos, pero para esas ocasiones siempre tenemos la posibilidad de recurrir a Jesús, y pedirle que nos ayude con algo que, para nosotros pareciera ser imposible.

Y Jesús lo hace, siempre que le pongamos voluntad. Lo mejor de todo es, que al perdonar nos desatamos, nos liberamos, nos sacamos una gran mochila de encima, y podemos empezar a vivir desde otra perspectiva, con sueños que cumpliremos porque nada nos estará envenenando.

No debemos perder de vista el hecho de que seremos perdonados como nosotros hemos perdonado, esto es claro. Por eso, si te hicieron mal, si te ofendieron, si te molestaron, perdona y sigue adelante. Lo que haga el otro no es tu problema, tu tema es perdonar y avanzar liviano y en libertad hacia los sueños que tienes por delante.

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