7/04/2011

Nuestro mundo parece caerse a pedazos

Hoy debemos hacer un alto en el camino y detenernos a contemplar este corazón inmenso de María, saborear sus dulzuras y aceptar el cariño maternal que nos ofrece. A veces se han hecho imágenes demasiado dulces de María, pero su corazón es fuerte, comprometido y valiente. Un corazón capaz de hacer del silencio un tesoro y del servicio una virtud. Un corazón capaz de descubrir las necesidades de los otros y con discreción y sigilo remediarlas.

Nuestro mundo parece caerse a pedazos. Se siembra la desconfianza y se viven situaciones de angustia e inconformidad. En España se lleno todo el territorio con la marcha de los “indignados” cuestionan las estructuras económicas y políticas. Crisis económica, crisis social, crisis de poder, crisis de la familia, crisis de los valores. Cada día más migrantes en medio de rechazos y discriminaciones, cada día más hambre, cada día más inseguridad… ¿No habrá otro camino para nuestro mundo?

• ¿No habrá otro camino para nuestro mundo. Si la hay. Es la construcción de un nuevo mundo y de unas nuevas estructuras. Los carros de guerra no tienen sentido en un mundo de hermanos, los caballos de combate no tienen que hacer cuando se busca la armonía, y los arcos del guerrero no deben amenazar la vida de los que llevan nuestra misma sangre. ¿Creemos que es posible romper el círculo de la violencia?

• ¿Cuál es la amenaza que se cierne sobre la humanidad actual?: Necesitamos transformar radicalmente los fundamentos y estructuras de la sociedad para no perecer. No podemos seguir guiándonos por criterios del mundo, del poder, del dinero. Los valores que sembramos en el corazón de la niñez, van dando sus frutos. ¿Cuáles son los valores que quiere imponerme el mundo y que no son acordes con el ideal de justicia?

• Es hora de cambiar profundamente tanto a nivel personal como en la sociedad, tanto en la comunidad internacional como en la familia. Y la forma de construir el Mundo, es desde los pequeños, desde los humildes y desde los pacíficos. Sólo con humildad y con paz se puede romper el círculo de la violencia. Pero pacífico y humilde no son, personas pasivas, sin nervio, sin ánimo, sin pasiones, indiferentes y sin emociones

• Hoy podemos acercarnos al corazón de María, hoy podemos imitarla en su amor y su decisión valiente, libre y comprometida. Un corazón de madre capaz de acercarse al que está caído y con palabras dulces pero contundentes levantarlo de su caída y con discreción y sigilo auxiliarlo. Hoy, junto con ella en la cruz de Jesús pondremos el dolor de todos los crucificados. Hoy en la alegría rebosante de su corazón nos transformaremos con ella contemplando la Resurrección de su Hijo. Con María podremos construir el mundo nuevo que siempre soñó Jesús.

• Los más sencillos, los más humildes son los que se comprometen con la verdad. Los sabios y entendidos, según el mundo, juegan con los sentimientos, buscan ventajas y abusan de su fortaleza. Precisamente Cristo ha elegido siempre a los pobres y sencillos; no es difícil descubrirlo en su evangelio. Hoy invita a los fatigados y agobiados a que coloquen su corazón junto al suyo para encontrar alivio.

• No nos hagamos ilusiones. O somos católicos o no lo somos. Si lo somos, es preciso que se manifieste en todos los campos de nuestra vida. “El estilo de vida de los creyentes”. “Será sobre todo mediante su conducta, mediante su vida, como la Iglesia evangelizará al mundo, es decir, mediante un testimonio vivido de fidelidad, de pobreza y desapego de los bienes materiales, de libertad frente a los poderes del mundo.

¿Jesús rechaza? De ninguna manera, todo lo contrario: anima, consuela y salva. Así es Jesús: siempre buscó la vida del pequeño y del despreciado. Así nos enseña hoy también que tenemos que actuar todos sus discípulos. Nos queda un gran cuestionamiento en relación con el puesto y dignidad de la mujer. Todos, teóricamente, decimos que hay igualdad de géneros, pero encontramos graves discriminaciones en los trabajos, en la sociedad y aún en la misma Iglesia. ¿Cómo actuaría Jesús? ¿Cómo daría vida y dignidad?

• Tenemos que reconocer que nos hemos dejado deslumbrar por falsos valores que no pueden proporcionar verdadera felicidad a la persona y que han ocasionado rivalidades, ambición y egoísmo. Si uno no está dispuesto a afrontar los retos y luchar con pasión por la justicia, no puede llamarse manso ni humilde: será irresponsable e indiferente. ¿Cómo me estoy comprometiendo en la vida diaria, para construir este mundo nuevo?

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