7/12/2011

La mejor paz es la interior

Quisiera que tu vida fuera un remanso de paz en cada momento. No andes turbado por nada. Te sentirás mal contigo mismo y con los otros. La paz debe ser tu compañera inseparable todos los días. Con ella no puede haber divorcio ni separaciones inútiles y estériles. La paz te da la sensación de anchura, de equidistancia de las cosas, de los acontecimientos, de la política. Te sumerge en tu interior más querido.

Si vives en paz contigo mismo, nadie te acorrala, ni hiere. Es difícil hablar de esta paz. La paz es el regalo más bello que puedes hacerte a ti mismo y a los demás cada día. Si eres una persona portadora de paz, aliviarás la turbación de mucha gente que anda inquieta, estresada y de mal humor en todos sitios.

La persona que está llena de paz, respira una suavidad y una cordialidad que deja a todo el mundo con el que trata, aquietado, tranquilo y admirado por su dominio. Nadie vive la paz si no es capaz de dominar los instintos que atentan contra ella.

La paz es fruto de un ejercicio diario, de una ascesis que va más allá del pasotismo. Ser seres de paz significa llevar en la mente y en el corazón la bandera blanca de una conciencia tranquila; la enseña de una capacidad estupenda para sembrar en torno a ti prados hermosos en los que crece el verdor de la paz.

Creo que hay algo de lo que carece la sociedad hoy en día y es precisamente de esta paz. Los seres humanos van por ahí gritando la palabra PAZ, de manera que terminen las guerras y los conflictos... Bueno esa es la paz terrenal o la paz que nuestra limitada mente puede entender.Es la paz para pensar en las mejores decisiones, elegir los caminos más adecuados y conservar la calma en medio de las tempestades. No es la ausencia de problemas, es la grandeza para enfrentarlos.

Las armas, los cascos, los pertrechos de guerra yacen en los suelos inmóviles; ha estallado la paz. Alguien dijo que la paz es el silencio de los cañones. ¡Nosotros esperamos una paz viva, no una paz muerta! Y es que el hombre, desde sus comienzos, ha llamado ¿paz? a la ausencia de guerra.

A pesar de ello, a veces sentimos que hay una guerra en nuestro interior que no se elimina con tratados de paz o con un alto el fuego. Es la guerra más cruel en la que podemos vernos envueltos. Es la guerra de los deseos, de las insatisfacciones, de la vanagloria de la vida. Lo peor de esta guerra es que el enemigo somos nosotros mismos.

En la vida de los hombres es inevitable el sufrimiento. Unas veces es dolor físico; otras, moral; en otras ocasiones se trata de un dolor espiritual..., y a todos nos llega la muerte.

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