7/02/2011

La pobreza tiene muchas facetas


• Desde la familia y la escuela, hay que educar para pensar, analizar, juzgar,criticar, reflexionar, comparar, confrontar, ir a las razones más profundas, preguntar el por qué y el para qué. Sólo así aprendemos a actuar por convicciones, a ser libres y no esclavos de personas, tendencias o sentimientos pasajeros. La misma fe tiene una base racional; no es irracional y absurda; trasciende la razón, pero no la elimina.

• “Nuevos problemas y nuevas esclavitudes emergen en nuestro tiempo, tanto en el llamado primer mundo, acomodado y rico pero incierto sobre su futuro, como en los países emergentes donde, a causa de una globalización a menudo caracterizada por el lucro, acaban por aumentar las masas de los pobres, de los emigrantes y de los oprimidos, en quienes se debilita la luz de la esperanza”.


La pobreza tiene muchas facetas. Hay ricos y riquísimos que son miserables en valores humanos y cristianos. Muchos pobres tienen un corazón de oro, pues son honestos, justos, trabajadores y solidarios; sin embargo, son los que más sufren, por el sistema injusto en que vivimos. La pobreza ha crecido. Esta situación no puede ocultarse tras las estadísticas; la pobreza adquiere en la vida real rostros muy concretos.

• La desigualdad social, la pobreza el desempleo, los bajos salarios, la emigración forzada y los niveles inhumanos de vida, exponen a la violencia a muchas personas: por la irritación social que implican; por hacerlas vulnerables ante las propuestas de actividades ilícitas y porque favorecen, en quienes tienen dinero, la corrupción y el abuso de poder. Además de criticar al sistema, veamos qué podemos hacer por los pobres.

Uno de los mayores males de nuestro tiempo es la mediocridad en las cuestiones de fe. No nos hagamos ilusiones. O somos católicos o no lo somos. Si lo somos, es preciso que se manifieste en todos los campos de nuestra vida. Pero más que estrategias novedosas, lo que importa es “el estilo de vida de los creyentes”. “Será sobre todo mediante su conducta, mediante su vida, como la Iglesia evangelizará al mundo, es decir, mediante un testimonio vivido de fidelidad a Jesucristo, de pobreza y desapego de los bienes materiales, de libertad frente a los poderes del mundo, en una palabra, de santidad”. Seamos más misioneros.

• Dicen que estamos en tiempos de crisis y que hay que hacer un esfuerzo. Los nuevos alcaldes han hecho uno enorme pero por el motivo contrario: por si ganaban poco, ahora ganarán mucho más. Pero también se han producido bajadas salariales. Y a pesar de ser noticia no cogen la relevancia que si que están adquiriendo los que se lo han subido. Creo que si somos justos se tendría que tener en cuenta.

• Si queremos resucitar tiene que haber muerte, como para que haya primavera tiene que haber invierno, como para que haya un amanecer tiene que haber un anochecer; si queremos que la persona, la familia, la sociedad, la iglesia, el país resuciten a una vida nueva de justicia, de paz y de fraternidad, tenemos todos que hacer morir y sepultar las envidias, los odios, la mentira, las extorsiones, la corrupción la inseguridad

Cuando vemos a los grandes criminales y escuchamos los terribles asesinatos, crece en nuestro interior una ola de indignación y con frecuencia hasta deseos de venganza. Tengo un amigo que en esas ocasiones siempre lanza la pregunta: “¿Qué hay en el corazón de esas personas para que puedan hacer tanta maldad? Seguramente nunca sintieron el verdadero amor y no se sienten queridos por sus seres cercanos” Y con frecuencia hemos comprobado que al mismo tiempo que son grandes victimarios, ellos, en muchos modos y aspectos, también han sido víctimas y no han sentido el verdadero afecto.

• El amor es un ingrediente fundamental para el equilibrio sicológico y afectivo de la persona, de otro modo está desquiciado. Sólo el amor es capaz de sanar a un corazón herido, sólo el amor puede levantar a quien se encuentra perdido, sólo el amor es capaz de levantarnos, de restaurarnos y devolvernos la dignidad de hijos aún cuando nos hayamos alejado de la casa paterna.

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