6/19/2011

Perdonar es el valor de los valientes

Tratemos de amar nuestro trabajo, nuestro estudio amar la familia, a las personas que nos rodean, el lugar y el tiempo que nos toca vivir. Tratemos de abrazarlo con todas las cosas buenas y malas, poniendo ante todo, nuestro sentimiento, que tiene que ir por encima de este instante, de estas circunstancias. No nos dejemos confundir por la tentación del desánimo .Nuestro corazón debe estar lleno de amor iluminándolo todo

Recomponer la autoridad del estado Español es responsabilidad de todos. En un país habituado a no respetar las leyes, a no acatar las normas establecidas, a que los poderes públicos se enfrenten unos con otros y vulneren y avasallen sus respectivas esferas de competencia, no puede sorprender que la calle tienda a convertirse también en una tierra de nadie.


Si somos capaces de restablecer el principio de autoridad desde sus raíces, desde lo más profundo de su entraña moral, habrá políticos con la autoridad necesaria para que la democracia sea, en sí misma, un espejo en el que cada español aprenda a reconocerse como el custodio de su propia dignidad y de la dignidad de los otros.

La falta de perdón ocupa mucho espacio en nuestras mentes, corazones y emociones, no deja ni el más pequeño lugar para tener pensamientos de bondad, amor, misericordia ni de agradecimiento por aquello que recibimos cada día de las personas con quienes compartimos. Y no importa con quién tenemos el problema, ya sea con personas del trabajo, familia, congregación o amigos, la falta de perdón hace que nos sintamos incómodos

Perdonar es el valor de los valientes. Solamente aquel que es bastante fuerte para perdonar una ofensa, sabe amar. Alguna vez te traicionaron, te jugaron sucio bien sea en el matrimonio, o la amistad. ¿Te está doliendo la herida? ¿Quieres perdonar y no puedes?¿Estás tentado de empezar a pagar con la misma moneda? Lo más seguro es que llegues a pensar que fuiste un tonto o tonta, y que eso no te lo vuelven a hacer nunca más


Hablar del perdón es un tema un poco rocoso, y esto debido a que es fácil decir:“Tienes que perdonar”, pero cuando es nuestro turno de llevarlo a la práctica pareciera que casi es imposible. Nosotros con la naturaleza humana que nos rige nos cuesta un mundo poder perdonar y aun mas olvidar. A veces pasan los años y nosotros seguimos anidando aquellos sentimientos de rencor u odio hacia cierta persona que nos hizo daño.

Acuérdate, Señor, no sólo de los hombres y mujeres de buena voluntad, sino también de los de mala voluntad. No recuerdes tan sólo todo el sufrimiento que nos han causado; recuerda también los frutos que hemos dado gracias a ese sufrimiento; la camaradería, lealtad, humildad, valor, generosidad, grandeza de ánimo que todo ello ha conseguido inspirar. Haz que todos esos frutos que hemos dado sirvan para su recompensa y perdón

No hay comentarios: