4/22/2012

Sembremos Paz, para recoger Paz.

La vida, siempre nos devuelve lo que sembramos, sobre todo las buenas acciones, los favores que se hacen en silencio y a escondidas. “Cuando tú haces un favor, la vida siempre te lo devuelve doble”.

Todos nosotros podemos contar experiencias de cómo una buena acción nuestra ha tenido repercusiones que ni nos hubiéramos imaginado. Cada una de nuestras pequeñas acciones, tiene una repercusión y una trascendencia que ni siquiera podemos imaginar. De ahí la importancia de realizar con amor y entusiasmo cada una de nuestras pequeñas acciones.

La formación en la familia, la honradez en casa, la verdad en los trabajos, la justicia entre los cercanos… todas esas pequeñas cosas que están enlazadas con el saludo diario, con la sonrisa, con el entusiasmo y con la verdad, deberán crecer en amor.

Tantos sueños se han roto, que acabamos por quedarnos dormidos; tantos ideales han fracasado que no queremos ya levantar la vista. ¿No es cierto que el pesimismo y la indiferencia se hayan apoderado de muchos de nosotros? Pues ahí está otra vez la invitación a sembrar. Si se siembra, habrá esperanza de cosecha, si el terreno permanece intacto, queda estéril y se llena de maleza.

El que quiere la justicia, no tiene derecho a cruzarse de brazos y a fingir ignorancia, mientras haya un mundo de miseria que reclama el trabajo, quizás pequeño, pero constante y esforzado.

Es cierto, hay corrupción, hay injusticias, pero seguirán creciendo si no sembramos paz, honestidad, coherencia y justicia. La siembra escondida, en silencio, con esperanza, tiene la promesa del fruto futuro.

A muchos nos cuesta este trabajo diario y callado, sin embargo nuestro mundo está lleno de personas que generosa y honradamente están construyendo este mejor mundo para todos. Como decían nuestros abuelos: “A Dios rogando y con el mazo dando”.

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