4/17/2012

¿Cuántas veces nos hemos sentido abandonados en medio de la tormenta, solos y sin que nadie nos pueda salvar? Hemos sentido los vientos fuertes de la incomprensión y de la mentira en nuestra contra, nos sentimos abatidos por las enfermedades y el abandono…

Hoy tendríamos que retomar nuestra vida y examinarla. Cuando más solos nos hemos sentido, cuando sentimos que todo está en nuestra contra, cuando nos sentimos débiles e impotentes ante las olas de la adversidad, nuestra fe se alza fuerte para defendernos.

Pero quizás a nosotros, nos falte una fe más firme que no sucumba ante las primeras dificultades. Pasar a la otra orilla supone riesgos. Dejar lo seguro, lo conocido y aceptar las circunstancias nuevas e imprevistas supone inseguridad, sólo superada por la confianza en quien nos llama a dar ese paso.

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