10/17/2011

No podemos convertinos en esclavos


Nadie queda excluido de la obligación de promover una verdadera justicia y nadie puede esconderse en la sacristía en los momentos de crisis donde urge la presencia, la valentía y el dinamismo de los discípulos. Pero tampoco nadie puede arrogarse la inteligencia y la bondad divina utilizando la religión para sus proyectos personales o partidistas. Queda desautorizada cualquier pretensión de dominio absoluto sobre el pueblo, la tierra y la persona humana. No se debe manipular los sentimientos religiosos. Tenemos que vivir con una verdadera libertad del corazón, en nuestra vida personal, en la familia y en la sociedad. No podemos convertirnos en esclavos de las cosas, del poder ni de la religión. ¿Cómo asumo mis responsabilidades civiles: busco el bien de la comunidad o mis propios intereses? ¿Actúo con indiferencia ante los problemas sociales y políticos, o participo responsablemente?

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